El Betis, en descenso; Rubi, con su futuro en el aire
El Granada es líder en solitario de LaLiga Santander. El conjunto nazarí ganó al Betis y aprovechó el aplazamiento del Clásico para asaltar el primer puesto de la tabla 46 años después. El gol de Vadillo coloca a los nazaríes como primeros, aunque sea algo anecdótico, hunde un poco más al Betis y, sobre todo, a un Rubi que tiene un pie fuera tras una nueva derrota. Un recién ascendido que lidera la clasificación.
El Granada salió con esa intensidad que le caracteriza. Presionando y hundiendo a un Betis incómodo. Machís tuvo la primera ocasión, que detuvo Joel. Y el partido se paró. Entre faltas y una lluvia de amarillas, ni unos ni otros lograban imponerse. Con el paso de los minutos, los verdiblancos fueron encontrando más a un Canales que era el más activo del equipo.
Se movía y la pedía. La tuvo Guardado, pero su tiro se fue fuera. También Azeez, que no se esperaba el centro de Vadillo, y la mandó al limbo. El
Betis intentaba reaccionar. Tello tuvo una falta muy peligrosa en la frontal, que también se fue fuera. Sin goles y con poco fútbol, se llegó al descanso.
Tras la reanudación, fue el Betis el que dio un paso adelante. Se hizo con el balón y el dominio ante un Granada que no conseguía imponer su presión. Loren y, sobre todo, Mandi en un balón al segundo palo que mandó directamente fuera tuvieron las mejores oportunidades para los verdiblancos. Diego Martínez veía que el partido se le iba y reforzó la medular con la entrada de un Eteki fresco. Fue entrar y cambió el partido. Un minuto después, un robo suyo a un Javi García perdido le sirvió para dársela a Carlos Fernández que, dentro del área, vio la llegada de Vadillo, quien no falló ante su exequipo. Un gol que encendió a la grada y apagó al Betis. Pudo sentenciar Azeez, pero su tiro desde fuera del área se fue al palo y, en el rechace, Carlos Fernández volvió a estar negado con el gol mandándola fuera a puerta vacía. El Granada quería aprovecharse de un Betis tocado, pero Rubi movió el banquillo con la entrada de Joaquín y Álex Moreno. Los verdiblancos volvían a tener el control y Diego quiso guardar la ropa ante la calidad de los sevillanos. Metió a Martínez y dejó una defensa de tres. Y funcionó. El Granada fue durmiendo el partido, a pesar del palo de Canales, defendiendo con contundencia y dejando pasar los minutos para ser líder, aunque sea anecdótico, 46 años después.
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