AS (Las Palmas)

Las perlas de Leo Messi

Dos golazos y dos asistencia­s del argentino, que dio un recital técnico ● Griezmann fue suplente ● Suárez, Lenglet y Olivas completaro­n el marcador

- SANTI GIMÉNEZ

Aviso a navegantes, Messi ha tomado el mando del Barcelona y bajo el mando del argentino, el equipo blaugrana vapuleó al Valladolid con más contundenc­ia que juego (5-1), pero mientras Leo vaya cultivando perlas, el Barça seguirá siendo un equipo que siempre dispondrá de una bala de plata para tumbar a sus rivales.

A su llegada de Nueva York, donde fue a ver un partido de la NBA, Griezmann se topó con el banquillo. Valverde decidió que ante el Valladolid era la hora de empezar a mover piezas y volvió a sacar a la palestra como titular a Ansu Fati, que mañana cumple 17 años, para que mezclara con Suárez y Messi.

El otro movimiento táctico del Barcelona se dio en el centro del campo, donde se pasó de la pausa de Arthur a la dinamo de Arturo Vidal. También Sergio movió piezas para disponer un dibujo dedicado a frenar al Barça con la inclusión de tres centrales a pesar de la lesión de Nacho. El invento al técnico catalán se le fue al garete casi sin tiempo a probarlo porque a los tres minutos de partido, Lenglet adelantó al Barcelona.

La desventaja no desanimó a los pucelanos, que siguieron trabajando con un planteamie­nto muy inteligent­e que explotaba las debilidade­s defensivas del Barcelona. En una de estas jugadas, Semedo cometió una falta absurda en un costado del área. La pelota se colgó a la olla y allí Ter Stegen, en una broma del karma (la semana anterior se había quejado de los balances defensivos de sus compañeros), se comió el esférico con patatas en una jugada que aparenteme­nte no ofrecía demasiada dificultad, se la sacó de encima como pudo y el rebote favoreció a Kiko Olivas, que empató el partido a los 15 minutos.

Al Barça le entraron las dudas. Ante este panorama, Arturo Vidal tomó el mando de las operacione­s y lideró al equipo en un despliegue físico que le hacía omnipresen­te en los dos lados del campo. En la primera ocasión que dispuso, le faltó un centímetro de cresta para embocar el balón que le sirvió De Jong, pero a la segunda, no desaprovec­hó el regalo de Leo Messi.

El argentino empezaba a carburar en su modo habitual, es decir, imparable. A base de caños (el que hizo a Oscar Plano linda entre la obra de arte y la humillació­n), aceleró al Barça, que vio premiada la mejoría de su juego con un tanto estratosfé­rico de falta del argentino. La apuesta del Valladolid se mantuvo firme en la segunda parte. Los de Sergio siguieron manteniend­o un magnífico gusto por el trato al balón, pero les faltaba colmillo. El Barça pareció aceptar el escenario en busca de una contra que cerrara el partido consciente de que tenía mucha más pegada.

Para aumentar la potencia de juego, Valverde retiró a un Ansu Fati que nunca pudo con sus marcadores para dar entrada a Griezmann.

Pasó el Barcelona a jugar en campo contrario alargando sus posesiones para gestionar los minutos en previsión del calendario que se le avecina. Pero mientras esté Messi sobre el césped, el peligro acecha. Dos arranques del argentino sirvieron para completar la manita. El cuarto lo marcó el propio Leo tras un pase de Rakitic y el quinto lo hizo Suárez a asistencia del ‘10’, que ya ha regresado.

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