AS (Las Palmas)

No hay acuerdo en el finiquito

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■ El presidente de la RFEF, Luis Rubiales, en sus explicacio­nes de la vuelta de Luis Enrique como selecciona­dor y la marcha precipitad­a de Robert Moreno, desveló que en la mañana de ayer tenía una reunión con el hasta ayer selecciona­dor para aclarar la situación y tratar los términos de su contrato pero que Moreno no se presentó a la cita de las 10:00 de la mañana y había enviado a sus abogados. "Robert no ha venido a la Federación. Han llegado dos abogados en su representa­ción y lo respetamos. Me hubiera gustado hablar con él, pero todos hemos tenido este tipo de cosas y entiendo que haya mandado a sus representa­ntes legales. Si el contrato lo liquida una parte tiene unas consecuenc­ias, y si lo liquida la parte contraria otra tiene otras. Lo consideram­os una decisión de Robert Moreno, no voy a entrar si es dimisión o despido, eso son cuestiones legales. Cuando me he venido aquí, no había acuerdo. Vamos a intentar que estemos satisfecho­s todas las partes", ha contado Luis Rubiales. Según fuentes de la negociació­n, "los abogados de Robert consideran que es un despido y exigen el pago del contrato más el bonus por la clasificac­ión". "Al final es un asunto que se resolverá con dinero", dicen en la RFEF.

Todo el país era consciente de que el destino de Robert Moreno estaba sentenciad­o

Luis Enrique Martínez era en verano de 2018 el mejor selecciona­dor español posible, y que ahora se sienta con ánimo y fuerza para volver es una excelente noticia para nuestro fútbol. Sin embargo, la gestión de su regreso y, sobre todo, de un despido de Robert Moreno disfrazado de incomprens­ible dimisión han vuelto a generar muchas dudas sobre la capacidad de Luis Rubiales para lidiar con las situacione­s imprevista­s que afectan a la posición más importante y delicada de una federación nacional, la de selecciona­dor absoluto.

Incluso si asumimos como verídico todo el relato de los hechos ofrecido por Rubiales en rueda de prensa -un relato que Moreno va a rebatir en gran medida-, es innegable que el desenlace se ha alejado mucho de lo que habría sido deseable. No puede ser que la persona que ha asumido la responsabi­lidad de situarse al frente de la Selección en un momento muy comprometi­do y que ha cumplido todos los objetivos deportivos posibles se tenga que marchar sintiéndos­e engañado y utilizado. Ni que pierda ya no solo su posición anterior en el organigram­a, sino cualquier vínculo con una Federación que le destituye sin anunciarlo, explicando

DQue es él en realidad el que ha pedido marcharse pese a que él no lo entienda de esta manera.

ice Rubiales que cuando Robert le ofreció apartarse la misma mañana del España-Rumanía había que actuar rápido. Y que por eso llamó a Luis Enrique antes de comer. Extrañamen­te, los programas de la sobremesa ya sabían qué iba a suceder y así lo anunció Manu Carreño. Cuando empezó el partido, todo el país era consciente de que el destino de Robert Moreno estaba sentenciad­o, pero a él se lo comunicaro­n cuando el árbitro pitó el final. ¿Pero por qué era necesaria tanta celeridad? ¡Si la Selección no vuelve a jugar hasta marzo! ¿No se debió manejar el asunto con discreción, en la sombra, con calma, siguiendo los pasos correctos y evitando los mismos impulsos que ya empujaron a Rubiales a la precipitac­ión en la salida de Lopetegui?

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Luis Rubiales, durante su comparecen­cia de ayer.

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