AS (Las Palmas)

Ni el Madrid ni el

El equipo de Zidane fue muy superior al Barça, pero le faltó pólvora ● Partidazo de Valverde

- LUIS NIETO

El Clásico dejó las cosas donde estaban, política y deportivam­ente. Seguirán adelante el conflicto catalán y el conflicto de la Liga, aunque le quedaron más ganas de celebrarlo al Barça, muy inferior en juego y no tanto en las áreas. Quedó la impresión de un Madrid más vigoroso, de más autoridad con la pelota y con un futbolista superior: Valverde. Un futbolista que no existía en septiembre. También quedó claro que el Barça está en manos de lo sobrenatur­al, Messi. Y lo sobrenatur­al no es cotidiano.

La política murió en la orilla, pero el VAR no. Al fin y al cabo no es más que sacar el error humano del césped y enjaularlo entre cuatro cristales, con más ojos, más cámaras y mejor márketing. Sólo que el tribunal de segunda instancia no tiene la coartada de la inmediatez. Estaba siendo mejor el Madrid cuando a

Hernández Hernández se le fueron dos penaltis a Varane en jugadas consecutiv­as. Una por una plancha de Lenglet a la altura del muslo y otra por un agarrón de Rakitic al intentar rematar de cabeza. A Hernández Hernández, canario, colegiado principal, se le marcharon en el tumulto. A De Burgos Bengoetxea, entre frame y frame. Jugadas grises, color que va y viene, que dice el protocolo. Penaltis claros, que dice el reglamento a cámara rápida, lenta o superlenta. No les extrañe que vuelva a llenársele el buzón de reclamacio­nes a Rubiales esta semana. Ahora de sobres blancos.

Antes de aquello, el Barça había amortiguad­o mucho su condición de equipo territoria­l. El Madrid fue a buscarle al balcón de su área y le entorpeció de verdad el primer acto de su juego, el traslado rápido de la pelota de un área a otra. Así que se perdió ese fútbol pegadizo del equipo de Valverde, que tomó la precaución de meter a Semedo como lateral presumiend­o la alineación de Bale, algunos días galgo y otros tantos figurante. Busquets, la barrera natural del Barça, se quedó en el banquillo con décimas de fiebre.

Así que por lo uno, por lo otro y porque Zidane se ha entregado al cuarto centrocamp­ista en partidos de mayor cuantía, el Madrid estuvo muy por encima en la primera parte. El francés eligió a Isco, que tiene más picante que Modric en los terrenos de la verdad. Del Madrid fue la presencia y del Barça, las aparicione­s. Un coro contra Messi. De una ocurrencia del argentino llegó la gran ocasión del Barça antes del descanso. Voló su pase como un dron a Jordi Alba, el mejor traductor del genio, pero el remate no estuvo a la altura del desmarque. Quedó

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Messi cae en presencia de Casemiro y Valverde, que fueron los dueños del centro del campo del Clásico jugado en el Camp Nou.
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