AS (Las Palmas)

Eterno San Mamés

Williams liquida al Barça en el descuento ● El Barça mejoró en el juego, pero falló en el remate

- SANTI GIMÉNEZ

San Mamés se le hace eterno al Barça y es eterno para el Athletic. Los blaugrana cayeron eliminados (1-0) en el tiempo de descuento con un gol de Williams que descarriló al proyecto de Setién en la Copa en un partido en el que los blaugrana mejoraron en el juego, pero pagaron su falta de acierto en los metros finales. El equipo blaugrana dio la cara, pero la falta de remate evidenciad­a, que hace más urgente que nunca la contrataci­ón de un delantero, la falta de efectivos y la lesión de Piqué pesó como una losa. En el otro lado, el Athletic sigue su idilio con esta Copa en la que sigue salvando eliminator­ias en la más pura agonía.

La ausencia de Griezmann del once titular fue la sorpresa de Setién, que dispuso a Sergi Roberto como falso extremo derecho. La idea del Barcelona era la de tener posesiones largas y recuperar la pelota lo más cerca posible del área del Athletic. Durante los primeros 15 minutos el plan le salió bien a la escuadra blaugrana, que dispuso de un par de llegadas peligrosas cuando se encontraba­n Ansu y Messi. En una de ellas, Unai, que fue clave, evitó el gol del joven delantero. Pero pronto quedó claro que al Barça le faltaba profundida­d y capacidad intimidato­ria.

Fue el momento en el que el

Athletic dio un paso adelante con el toque de corneta que supuso el gol de Williams a la salida de un saque de esquina, el primero que botaban los vascos, que fue anulado por fuera de juego.

Los de Garitano adelantaro­n la presión y le empezaron a perder el respeto al Barcelona, que en su insistenci­a de querer jugar siempre de salida con Ter Stegen, se metió en más de un lío. El riesgo con el que jugaba el Barça, que permitía al Athletic recuperar balones que eran claras ocasiones, fue la espoleta que encendió San Mamés.

El Barça no encontraba a un Messi muy motivado, pero extremadam­ente vigilado que fallaba a la hora de matar.

No cambió el panorama en la reanudació­n, que se seguía jugando en una baldosa y especialme­nte en el recibidor de Ter Stegen, que seguía jugando con sus centrocamp­istas ante la presión de los locales, que acudían como lobos a la frontal del área culé. Para darle más mordiente al ataque barcelonis­ta, Setién dio entrada a Griezmann a la hora de partido retirando a Ansu y el Barça se acercó más al área de Simón, que para no dejar solo a Ter Stegen se lió en una jugada aparenteme­nte fácil dejando un balón franco a Rakitic que la defensa del Athletic salvó.

Eran los momentos en los que el Barça, con De Jong muy descolgado en ataque, pisaba el área de los leones, pero seguía faltando colmillo en la última suerte. Para muestra, la ocasión fallada en el 70 de Griezmann solo ante Unai. La oportunida­d más clara de un partido que se le complicó al Barça con la lesión de Piqué, que se dañó en una carrera en la que Williams le desmontó y tuvo que ceder su puesto a Umtiti mientras en el Athletic entraba Aduriz. Se abría un nuevo escenario que se encaminaba a una prórroga que primero evitó Unai Simón cuando Messi se plantó ante él y que liquidó Williams en el 93 ganándole la partida a Busquets con la cabeza.

Hay dos maneras de ser eterno. San Mamés es eterno para el Athletic y se le hace eterno al Barcelona.

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Los jugadores del Athletic, muy emocionado­s, celebran con su afición el pase a las semifinale­s de Copa.
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