Una noche de locura
Campazzo iguala con 19 asistencias el récord de la Euroliga El Madrid bate la marca de un primer cuarto: 41 puntos
olo con un rival como el Alba de Aíto, que no especula jamás, y solo con un Madrid como el actual, en momento valle y algo tocado en lo emocional pero que conserva el talento, se puede asistir a un partido como el de ayer en Berlín. Un duelo de locura, pura enajenación en la que salieron triunfadores los blancos elevándose por encima de los 100 puntos por quinta vez esta campaña y estirando la incertidumbre hasta el final. Un desenlace en el que ya no estuvo Campazzo, que había sido eliminado por cinco faltas en el minuto 38 después de dar 19 asistencias. Una marca con la que iguala el récord histórico de la Euroliga, que desde ahora comparte con Stefan Jovic.
De inicio, el Madrid alternó defensas y una zona con Tavares en el centro le lanzó a la carrera. Culminaba transiciones a triplazo limpio, hasta 8 dianas de 9 intentos en el acto inicial (y 7 de 8 de dos) para ¡41 puntos! El récord de siempre en la competición en un primer cuarto, con el que empata también su mejor registro en cualquiera de los periodos, esos 41 tantos que ya había alcanzado un par de veces. Un show de velocidad y acierto con el Facu al mando. Y con Randolph, que anotaba entonces 19 de sus 27 puntos, y Carroll, 11 de sus 27, desencadenados. Taylor completaba una labor suprema atrás.
Al cruce con el minuto 7 y 45 segundos, Campazzo llevaba ya 11 asistencias y el Real vencía por un galáctico 16-39. Un +23 que al descanso, en menos de lo que dura un cuarto NBA, se había transformado en un 60-50 para el Alba. Y 62-50 para abrir el tercer acto tras un parcial no recordado en la era Laso de 46-11 en contra. Había que verlo para creerlo. ¿El peor cuarto de siempre del Madrid? Los números dicen que sí (35-9), que nunca había perdido por 26 de diferencia en 10 minutos, ni en Europa ni en la ACB.
Y cuando parecía abatido, casi roto, otra vez la agonía porque nunca para de luchar. El quinteto de salida lo levantó. Lo hizo Tavares con su intimidación, a él se agarró el bloque con Campazzo al timón y Carroll y Randolph volando en una nueva racha tan estratosférica como las anteriores: 3-27 para el Madrid en 8:30. Mucho se ha hablado de los vaivenes del juego blanco, del parque de atracciones y de la montaña rusa, pero lo visto ayer quedará en el recuerdo por tocar el cielo y casi quemarse a la vez en el infierno, un segundo cuarto en el que Llull se hundió empujado por la ansiedad. Tantas ganas de hacerlo bien le llevaban a hacerlo aún peor (se rehízo en el último). Muy mal Thompkins.
A seis minutos de la bocina (79-94) todo parecía resuelto con una visión clásica, que no era la buena para interpretar este duelo. Mattisseck y Thiemann se empeñaron en aportar su mirada y echarle un capote al mejor, a Giedraitis, y los de Laso colaboraron con otra sucesión de decisiones mejorables. El margen, sin embargo, bastó para que el Real abrazara la victoria con 103 tantos en un espectáculo pocas veces visto.