AS (Las Palmas)

“El coronaviru­s me dio más fama que el Madrid” Óliver Cuadrado

- MARCO RUIZ /

Casillas “Iker y yo éramos la portería más joven de Primera. Un récord...”

¿Cuántos días han estado recluidos en total? —-Ocho en Wuhan, uno de viaje y 14 más aquí. Había ganas de que diera el sol en la cara.

—Usted salió de la cantera del Madrid...

—-Soy de la quinta de Raúl. Nos llevamos cuatro o cinco días.

—¿Con quién más coincidió?

—Con Guti, Álvaro Benito, Rivera, Javi Guerrero, Meca, Dorado… Había gente muy buena.

—¿Y a usted qué tal le fue?

—Tengo buen recuerdo, porque me inscribier­on en la lista de la Champions el año de la Octava, así que esa también es mía.

—¿Sí?

—Pertenecía al Castilla pero me inscribier­on entre los 25 oficiales porque Illgner estaba lesionado todo el año y Bizzarri estuvo mucho tiempo en el Mundial Sub-20 de Argentina. Así que compartí portería con Casillas.

—Hablamos de la 1999-00.

—Eso es. Desde diciembre entrenaba y viajaba con el primer equipo. Iker y yo teníamos un récord, el de ser la portería más joven de Primera.

—¿Cómo era el Casillas que conoció?

—Pues un fenómeno. Le conocía de cuando era Infantil, y él era el único que subía con los que éramos más mayores. Manuel Amieiro, que era nuestro preparador, me solía decir: “Anda, caliéntame al niño…”. Y mira si lo calenté bien (risas).

—Lo dejó hirviendo… ¿Qué más recuerdos tiene?

—¡Figo me metió su primer gol de blanco, en un entrenamie­nto! (risas). Son anécdotas. En realidad, a mí me tocó salir con el cambio de Florentino por Lorenzo Sanz. Illgner quería apurar el año que le quedaba, Bizzarri tampoco se quería mover y había tapón con la llegada de César. Y salí a finales de agosto. Así que coincidí con Figo, sí…

—¿Cómo terminó en China?

—Estaba trabajando en la Selección China Sub-15 con Alfredo Santaelena, y al acabar mi contrato surgió esta oportunida­d con el Wuhan Shangwen, que es un proyecto ambicioso y bonito.

—¿Cómo es el nivel de porteros allí?

—Pues hay muy buena base, porque por normativa cuidan el puesto para los locales. Pueden llegar extranjero­s a todas las demarcacio­nes menos a la de la portería.

—¿Cómo fue ese primer momento en el que oyó hablar del coronaviru­s?

—Pues fue estando en España, de vacaciones, en Nochevieja. Nos llegó un mensaje de un compañero. Nadie respondió. Le dimos cero importanci­a.

—Y volvieron a China…

—Incluso hicimos un clínic con 1.300 niños. Hubo un torneo con equipos de fuera. Y fue al día siguiente de terminar cuando de repente cerraron la ciudad.

—¿De un día para otro?

—Así fue. Sin aeropuerto, trenes, ni metro… Nos dieron directrice­s de lo que no podíamos hacer y de que había que quedarse en casa.

—¿Cómo se le queda a uno el cuerpo?

—Al principio estábamos muy tranquilos. Mirabas a la calle y no había nadie, sí, pero teníamos víveres y estábamos bien. Y decíamos: “Ya pasará el tiempo…”.

“¿No le interesa la Copa al Madrid? Claro que sí, pero menos que la Liga o la Orejona”

—¿Y luego?

—El Gobierno español actuó rápido y nos sacaron de allí. Sólo vivimos dos momentos de cierta tensión. El primero fue en el aeropuerto. Primero estuvimos cuatro horas y media metidos en un autobús esperando los permisos. Y el instante en el que entrábamos en los arcos térmicos que te miden la temperatur­a fue estresante. Haber dado unas décimas por cualquier motivo habría supuesto quedarse en tierra. El otro momento duro fue cuando nos dieron los resultados de las pruebas, ya aquí en España. Ese día sí que la gente estaba más calladita, había algo de nerviosism­o…

—Si daba uno, daban todos...

—Y lo hablamos así, ¿eh? Imagínese las cuatro horas que estuvimos en aquel autobús, con gente de otros países que había, todos juntos…

—Vamos, que al final le ha dado más fama el coronaviru­s que el Madrid…

—Seguro (risas). ¡Hemos salido en todos lados! Esto ha sido como ganar la Champions, otra aventura más…

—¿Qué pasará ahora?

—Estamos pendientes. No se puede volver. En China está todo parado, incluso los niños van a clase online. Habrá que esperar.

El próximo campeón de la Copa del Rey será un club que la gane por primera vez, si es el Granada o el Mirandés, o un equipo que hacía más de treinta años que no la conseguía. El último título del Athletic, el que durante muchos años fue el rey de Copas, es de 1984, cuya final se disputó en Madrid, frente al Barcelona, donde los jugadores de ambos equipos, antes de la entrega de trofeos, se repartiero­n todo tipo de recuerdos en la batalla del Bernabéu. La Real la consiguió en dos ocasiones, la última en 1987 en Zaragoza, frente al Atlético de Madrid, en la tanda de penaltis, con aquel equipo fantástico de los Arconada, Zamora y etcétera, ganador de dos Ligas consecutiv­as.

En los últimos treinta años, el Real Madrid sólo ha ganado tres Copas del Rey (ocho el Barcelona), las dos últimas en Valencia y ambas frente al Barça, con buenos recuerdos para el madridismo. En 2011, con gol en la prórroga de Cristiano con un gran cabezazo; y en 2014, con un tanto de

Bale, corriendo desde su campo y por fuera de la cal. En estas tres décadas, los blancos han levantado la

Champions siete veces. ¿No le interesa la Copa del Rey al Real Madrid? Claro que le interesa, pero menos que la Liga o la Orejona.

Quién tiene la culpa de que en cuartos de final, con la ventaja de jugar en su campo, a un solo partido, el Madrid fuera eliminado? El máximo culpable, sin ninguna duda, fue la Real Sociedad, que plantó cara al Madrid, con un equipo muy ordenado y pegada arriba. Pero también es cierto que el Real Madrid alineó de inicio a ocho jugadores de los considerad­os no titulares, destacando que de los cinco de atrás, incluyendo al portero, sólo había un titular, Ramos. Fue decisión, discutible, de Zidane, que valoró muchas cosas (temporada larga, tres competicio­nes, tener a toda la plantilla comprometi­da, prioridad a las otras competicio­nes, etc), por encima de la más simple: poner a los mejores. Aun así, creo que la responsabi­lidad de la derrota está más en los futbolista­s que en el entrenador, porque, con todo respeto al equipo donostiarr­a, si eres jugador de la primera plantilla del Madrid, tienes que estar capacitado para ganar ese partido. Los que no están para oros, con más motivos, tienen que estar para Copas.

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Óliver Cuadrado posa para AS en su barrio de la madrileña localidad de Parla.
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Los jugadores de la Real celebran su pase ante Ramos.

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