AS (Las Palmas)

Marega se va del campo tras sufrir insultos racistas

- —KALLÁS

■ El racismo volvió a dejarse ver en el fútbol y protagoniz­ó escenas deplorable­s en el partido entre Vitória y Oporto en Guimarães. El delantero francomali­ense Moussa Marega, decidió irse del terreno de juego tras sufrir insultos racistas de la grada rival después de marcar el gol que dio el triunfo al Dragão (1-2) alrededor del minuto 70. Sus compañeros y su entrenador, Sérgio Conceição, intentaron tranquiliz­arle ante el momento de total estupefacc­ión, pero no tuvieron éxito y el delantero fue sustituido por Manafá.

El técnico, que se quedó encarándos­e a la grada gritando “vergüenza”, apoyó a su jugador tras el partido: “Estamos totalmente indignados. Somos seres humanos, merecemos respeto y lo que ha pasado es lamentable”.

Pocos equipos han dado tanto al fútbol como el entrenado por Guardiola

El fútbol, uno de los deportes más hermosos del planeta y el más influyente de cuantos alimentan nuestras almas, arrastra tras de sí una losa que siempre lo termina ensuciando todo de una manera u otra: los despachos. Aquel “la pelota no se mancha” de Maradona nos parece hoy una quimera y la sanción impuesta por la UEFA al City viene a confirmarl­o de la forma más dolorosa. Pocos equipos han dado tanto al fútbol en los últimos años como el entrenado por Pep Guardiola, en especial si nos atenemos a valores sentimenta­les, a niveles del espectácul­o más puro. Lo reconocía ayer mismo Jurgen Klopp y así lo recordarán millones de aficionado­s con el paso del tiempo.

Pero conviene no llevarse a engaños: es muy probable que la versión ejecutiva del City sea la única culpable de que su cuerpo deportivo se encuentre en el disparader­o. Nos queda la duda de si son los únicos que se saltan las normas, suponiendo que el TAS ratifique la sanción. También de si es UEFA la organizaci­ón más indicada para llevar a cabo este tipo de cruzadas. “No hay otra”, pensarán ustedes. Y eso mismo pienso yo, aunque me cueste abstraerme de las múltiples informacio­nes de Football Leaks que dieron pie a esta investigac­ión y que no encuentran respuesta en la presente sanción. Porque pensar que la expulsión de este o aquel equipo es prueba de que el sistema funciona me parece un tanto atrevido, casi ridículo, pero ¿qué no lo es en cuanto se aleja del césped y se hunde las profundida­des de la oscura moqueta?

E lBarça, a través de su vicepresid­ente Emili Rousaud, dice alegrarse de la expulsión del City. Obviando lo evidente -la obsesión de esta junta directiva por borrar el legado de Guardiola en el Barça y donde sea- su declaració­n no hace más que ahondar en la enorme distancia que separa a los aficionado­s de los ejecutivos. Rousaud, no lo duden, sería muy feliz si la UEFA expulsara mañana a todos los equipos del continente con excepción del Barça. Mataría dos pájaros de un tiro. Por un lado podría presentars­e como uno de los artífices de tanto triunfo y, por otro, se ahorraría lo que menos le gusta de este deporte de locos: los partidos.

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