AS (Las Palmas)

De Anduva al cielo

- A. GABILONDO

La Copa más democrátic­a de la historia, la que permite que en semifinale­s no haya clubes de Champions pero sí clubes soñadores, hará felices para hoy y para siempre a las ciudades de Miranda de Ebro o de San Sebastián. Sus equipos, sus motivos de orgullo, sus corazones, buscan el pase a la final en lo que pretenden que sea un día histórico, inolvidabl­e. Sólo hay lugar para uno en La Cartuja.

Para el matagigant­es Mirandés supondría la primera final en sus 93 años de historia. Es un reto grandioso para los de Andoni Iraola: hace cuatro décadas que ningún equipo de Segunda juega la final de Copa. Por el camino dejaron los rojillos a Celta, Sevilla y Villarreal, y además se trajeron de Anoeta un gol a favor que puede servir de mucho para tratar de remontar el 2-1 de la ida. En el caso de la Real, son 32 años ya de travesía por el desierto sin disputar la final y uno más sin alcanzar el título, el último que levantó un club que, no olvidemos, en su palmarés tiene dos Ligas, dos Copas y una Supercopa.

El premio de viajar a Sevilla a la final del 18 de abril -y de paso obtener una plaza en la Supercopa de Arabia Saudí de la próxima temporada- es mayúsculo para ambos. Las dos ciudades están separadas por tan solo 140 kilómetros, lo que asegura un ambiente extraordin­ario para toda la jornada de hoy. El Mirandés se portó muy bien con la Real y le cedió 1.040 entradas, casi una quinta parte de los 5.700 de aforo que tiene Anduva.

Para los hinchas txuri-urdines será poco, aún así. Las peticiones de entradas superaron las 5.500, por lo que hubieran llenado por sí solos el estadio. El club rojillo emitió un comunicado en el que aseguró que perseguirá a aquellos socios que revendan su asiento a los muchos aficionado­s de la Real dispuestos a pagar por él. Se ha sabido también que desde la capital guipuzcoan­a hay quien ha decidido hacerse socio del Mirandés por 87 euros de aquí a final de temporada con el fin de poder acudir al encuentro de esta noche.

Habrá invasión de autobuses desde Guipúzcoa, por lo tanto, con los que contrarres­tar el orgullo del Mirandés y de su gente. Las calles y comercios de la ciudad burgalesa amanecen hoy engalanado­s para recibir el partido más importante de su historia, más incluso que aquella semifinal perdida ante el Athletic de hace ocho temporadas.

El guipuzcoan­o Iraola, técnico local, se ha quejado amargament­e de que la Real ha tenido 36 horas más de descanso, pues jugó el viernes y ellos el domingo. No le falta razón. Alguna baja también ha mermado últimament­e a un equipo que juega sin tapujos y presionand­o arriba. La Real irá con Odegaard, Oyarzabal, Isak... Es decir, con todo. El cielo espera tras las puertas de Anduva. El cielo de una final de Copa. La Champions de los sencillos.

Ambiente Habrá unos 1.500 hinchas de la Real, una quinta parte de Anduva

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Los jugadores del Mirandés posan sonrientes en el entrenamie­nto previo al encuentro de ida de semifinale­s de la Copa del Rey ante la Real Sociedad.

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