Tavares abre la puerta
El Madrid, con todo en contra, remontó 17 puntos con dos parciales que sumados aniquilaron al Armani: 0-33
Cuando parecía que la palabra derrota estaba escrita en la camiseta, el Madrid demostró de nuevo su instinto ganador, ese que le lleva a sobrevivir en condiciones extremas. Porque durante 32 minutos (no seguidos) acumuló un marcador en contra de 73-45 y en dos embestidas, que juntas duraron ocho, descerrajó un increíble 0-33. Tavares abrió la puerta, que andaba cerrada, a la victoria con una actuación de las que dejan con la boca abierta. Más influencia que números y fíjense: 13+12+4 para 29 de valoración.
La rareza del partido, actuar a puerta cerrada, le sentó peor al Madrid. Añadía a una situación extraña otras cuantas contrarias a su rutina europea, como viajar en el mismo día, a la carrera y con la tensión en el cuerpo por lo que rodea a la crisis del coronavirus. Y añadía cinco bajas, un quinteto entero, por lo que Laso decidió recuperar el recurso del triple poste. No funcionó porque ralentizó los ataques y en defensa dejó aire a sus tiradores, en especial a Moraschini. Y no funcionó porque Campazzo tuvo un mal día, uno de los peores hasta poco antes de cruzar la meta.
Un Real estático frente a un Armani que fluía en el lanzamiento. Tanto, que después de perder siete de sus últimos ocho encuentros, se frotaba los ojos con el 30-13. Aparte de los inconvenientes previos, al Madrid le tocaba además remontar. Imposible, pensó alguno. Pero lo hizo otra vez, sí. Qué merito, qué equipo más grande. Lo hizo con dos arreones, uno en el segundo cuarto que duró cuatro minutos y medio, y otro para abrir el último en 3:30, que enlazados le dieron un demoledor 0-33 en ocho minutos (0-17 y 0-16).
La primera estampida blanca en Milán llegó con Laprovittola a los mandos (todo bien salvo sus seis pérdidas) y con Reyes y Tavares. Y llegó con Rudy, que le robó un balón a Sergio Rodríguez, sacó la antideportiva, anotó desde la personal y de propina, un triple. Y el segundo estirón, el definitivo, también tuvo al alero de protagonista (y sin Edy).
Entre Rudy y Thompkins abrieron la lata cuando su equipo firmaba un paupérrimo 4 de 22 de tres. El 55-61 resultó irremontable, pese al 73-75. Campazzo acabó bien (7 puntos en los 44 segundos finales) y Tavares remató con una ayuda mágica en la línea de tres. Gigante, como su Madrid en Milán.
Clave Rudy y Thompkins también fueron importantes