AS (Las Palmas)

Fue un fantasma

Decidió un error de Benzema ● Bale y James no salieron pese a la desesperad­a situación ● Marcelo se marchó lesionado

- REPORTAJE GRÁFICO MIGUEL MORENATTI, TONI RODRÍGUEZ Y JESÚS A. ORIHUELA

esa segunda parte ante el Barça, en que ganó el partido a base de pulsacione­s.

Sí las tuvo el Betis. De hecho, su corazón estuvo muy por encima de su posición en la tabla. Todo lo que le rodea, incluyendo su plantilla y su historia, supera a su clasificac­ión. Sin continuida­d, malbarató las dos grandes ocasiones de la primera parte (un cabezazo de Bartra a cuatro metros de Courtois que se marchó alto y una volea tremenda de Fekir que sacó el meta) antes de acertar, finalmente, con un trallazo tremendo de Sidnei por el primer palo. Recordó al de Morales que mató al Madrid en el Ciutat de Valencia. Todos estaban pendientes de si el VAR, que comenzó con brocha gorda y ahora utiliza pincel de manicura, señalaba un posible penalti de Ramos y eso le dio cierta ventaja al lateral.

A cambio, la presencia del Madrid en el área de Joel había resultado testimonia­l: una volea a los focos de Marcelo, un remate al lateral de la red de Vinicius, menos alborotado­r de lo habitual, y un cabezazo a ninguna parte de Ramos, en uno de sus ataques de ariete. Y con la rodilla en la lona, Emerson le devolvió lo que le había quitado Sidnei con uno de esos penaltis en los que sobran las videoimáge­nes sobre Marcelo que transformó Benzema en el descuento de la primera mitad. Un Madrid para olvidar llegaba ileso al entreacto.

El gol cambió el marcador pero no el escenario. Es más, reactivó al Betis, que ya bebió ese vinagre ante el Barça, y amodorró aún más al Madrid, hecho trizas en su centro del campo, con Kroos invisible y Modric sin físico ni magia. El partido era de Fekir, que le entregó medio a gol a Joaquín. Con oficio sorteó a Courtois y a puerta vacía buscó un pase donde sólo cabía el remate. Modric cogió al vuelo el salvavidas. En el lance se lesionó Marcelo. El Madrid era un zombie insospecha­do.

Y de pronto, como ante el Barça, llegó la descarga. En un instante entró Mariano, Joel paró un tiro de Modric, resucitado, y Mendy mandó un remate con la derecha al palo. Pareció el volantazo del partido. A partir de ahí fue otro Madrid, sin brillo pero con un empuje que no había aparecido antes. Los cambios renovaron su energía hasta que Benzema tendió una autotrampa. Un error de bulto que dejó a Tello una autovía hacia Courtois. Y el ex del Barça, en carrera, fusiló al belga con extrema facilidad. La acometida final del Madrid resultó desordenad­a, tardía, desesperad­a. Y se le fue el liderato sin que nada pueda alegar en su defensa.

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