Braithwaite, el futbolista pirotécnico que gusta a la grada
■ El Barça debe andar muy mal para que un recién llegado, Martin Braithwaite, levante al público de sus asientos con sus aspavientos populistas. Y debe andar peor para que la afición lo siga a pies juntillas, intentando abrazarse a alguna esperanza. El danés, estos días, es el clavo ardiendo del Barça aunque, hay que admitirlo, un jugador útil para este equipo de mínimos. Braithwaite es un futbolista con números para caer bien. Salta a la vista. Demuestra energía, pelea cada balón (hasta que tiene fuerzas) como si fuera el último y, cuando se dirige al área, genera una sensación positiva, a veces artificial, de que puede pasar algo. Un futbolista pirotécnico.
Braithwaite mostró una buena virtud, además de ser útil. Tiene cierto criterio en las decisiones y no se atreve con aventuras para las que no está capacitado. Sólo perdió cinco balones. Sus números, por lo demás, fueron mejores que los de Griezmann. Disparó dos veces a puerta y dio 25 pases buenos. El francés ni chutó a portería. Un futbolista de entreguerras en un equipo al que sus leyendas intentan estirar como pueden pero que está al límite. Pirotecnia danesa con fecha de caducidad a final de temporada.
Aunque soy culé, jamás regateo un elogio a un madridista que me gusta
Juguemos a un juego: no nos apresuremos a la hora de opinar sobre los jóvenes que irrumpen en el mundo del fútbol. Decirlo hoy, en esta era de twitter y de incontinencia verbal, es pura utopía. Una semana es el fin del mundo y una victoria después ya está aquí la gloria. Por eso hoy quiero analizar la locura generada esta semana en torno a Vinicius tras su partido contra el Barça. Aunque soy culé, jamás regateo un elogio a un madridista que me gusta. Me encantan Kross, Modric, Hazard, Valverde, Ramos, Benzema, Varane, James, aunque no juegue, e Isco, cuando decide jugar. No soy idiota, también veo posibilidades en Vinicius, ese adolescente que el año pasado volvió loca a la defensa del Barça en la Copa hasta que llegaba la hora del tiro o el pase. Falló todas. La única diferencia es que hace una semana metió un gol de rebote tras ser flotado por Piqué. No es una crítica infundada. A Vinicius, en ocasiones, lo vemos hacer cosas increíbles, pero nunca acaba de concretar. Es tan talentoso que podría acabar siendo Luis Figo, pero a veces lo miro y veo a Denilson, a Jeffren, a Capel. Soy injusto, lo sé, es un crío, hay que darle tiempo, pero ustedes también lo ven: por el motivo que sea, al llegar el momento decisivo, se deshace como una pastilla de Avecrem. Por supuesto que tiene mucho mérito, sobre todo a su edad. Lo que sorprende es que digan que es el nuevo ídolo del madridismo con tanto fallado y tan poco acierto a lo largo de este año y medio. ¿Pinta bien? A veces, pero solo eso. No quiero ser cruel. Cuando yo tenía su edad no le llegaba a la suela del zapato en nada. Si hablo de él es para retratar nuestra locura ante los nuevos talentos. Dos partidos buenos y ya tenemos nuevo Mesías. Nos lanzamos a opinar y a encumbrar sin estadísticas que lo refrenden. ¿Deberíamos mirárnoslo? A veces creo que sí y al momento entiendo que no, que por eso nos gusta tanto este deporte, porque podemos opinar irresponsablemente sin consecuencias y ustedes lo saben, sienta tan bien hacerlo...