AS (Las Palmas)

Braithwait­e, el futbolista pirotécnic­o que gusta a la grada

- —JUAN JIMÉNEZ

■ El Barça debe andar muy mal para que un recién llegado, Martin Braithwait­e, levante al público de sus asientos con sus aspaviento­s populistas. Y debe andar peor para que la afición lo siga a pies juntillas, intentando abrazarse a alguna esperanza. El danés, estos días, es el clavo ardiendo del Barça aunque, hay que admitirlo, un jugador útil para este equipo de mínimos. Braithwait­e es un futbolista con números para caer bien. Salta a la vista. Demuestra energía, pelea cada balón (hasta que tiene fuerzas) como si fuera el último y, cuando se dirige al área, genera una sensación positiva, a veces artificial, de que puede pasar algo. Un futbolista pirotécnic­o.

Braithwait­e mostró una buena virtud, además de ser útil. Tiene cierto criterio en las decisiones y no se atreve con aventuras para las que no está capacitado. Sólo perdió cinco balones. Sus números, por lo demás, fueron mejores que los de Griezmann. Disparó dos veces a puerta y dio 25 pases buenos. El francés ni chutó a portería. Un futbolista de entreguerr­as en un equipo al que sus leyendas intentan estirar como pueden pero que está al límite. Pirotecnia danesa con fecha de caducidad a final de temporada.

Aunque soy culé, jamás regateo un elogio a un madridista que me gusta

Juguemos a un juego: no nos apresuremo­s a la hora de opinar sobre los jóvenes que irrumpen en el mundo del fútbol. Decirlo hoy, en esta era de twitter y de incontinen­cia verbal, es pura utopía. Una semana es el fin del mundo y una victoria después ya está aquí la gloria. Por eso hoy quiero analizar la locura generada esta semana en torno a Vinicius tras su partido contra el Barça. Aunque soy culé, jamás regateo un elogio a un madridista que me gusta. Me encantan Kross, Modric, Hazard, Valverde, Ramos, Benzema, Varane, James, aunque no juegue, e Isco, cuando decide jugar. No soy idiota, también veo posibilida­des en Vinicius, ese adolescent­e que el año pasado volvió loca a la defensa del Barça en la Copa hasta que llegaba la hora del tiro o el pase. Falló todas. La única diferencia es que hace una semana metió un gol de rebote tras ser flotado por Piqué. No es una crítica infundada. A Vinicius, en ocasiones, lo vemos hacer cosas increíbles, pero nunca acaba de concretar. Es tan talentoso que podría acabar siendo Luis Figo, pero a veces lo miro y veo a Denilson, a Jeffren, a Capel. Soy injusto, lo sé, es un crío, hay que darle tiempo, pero ustedes también lo ven: por el motivo que sea, al llegar el momento decisivo, se deshace como una pastilla de Avecrem. Por supuesto que tiene mucho mérito, sobre todo a su edad. Lo que sorprende es que digan que es el nuevo ídolo del madridismo con tanto fallado y tan poco acierto a lo largo de este año y medio. ¿Pinta bien? A veces, pero solo eso. No quiero ser cruel. Cuando yo tenía su edad no le llegaba a la suela del zapato en nada. Si hablo de él es para retratar nuestra locura ante los nuevos talentos. Dos partidos buenos y ya tenemos nuevo Mesías. Nos lanzamos a opinar y a encumbrar sin estadístic­as que lo refrenden. ¿Deberíamos mirárnoslo? A veces creo que sí y al momento entiendo que no, que por eso nos gusta tanto este deporte, porque podemos opinar irresponsa­blemente sin consecuenc­ias y ustedes lo saben, sienta tan bien hacerlo...

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Martin Braithwait­e.

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