Skoda Scala una opción inteligente
Un turismo con vocación familiar, una buena habitabilidad y la calidad propia de los productos del Grupo Volkswagen. Y todo ello, en una convincente relación con el precio
Skoda es una marca que conquista cada día más el interés de los compradores. Se beneficia de sinergias importantes dentro del Grupo Volkswagen, lo que facilita el desarrollo de productos tan acertados como el nuevo Scala. Un turismo que atesora suficientes cualidades para convertirse en una alternativa muy aconsejable dentro de su segmento.
Quizá su carrocería tipo ranchera (de hecho sustituye al Spaceback) resulte lo menos brillante del Scala. Sus líneas se antojan algo simples y carentes de personalidad en relación a otras propuestas del mercado; ni mucho menos es un coche feo pero sí menos llamativo que algunos de sus competidores. En contrapartida, ese diseño poco atrevido se traduce en una excelente habitabilidad, de las mejores entre los compactos. Con una longitud de 4,36 metros ofrece bastante espacio en las plazas traseras y también un maletero muy capaz.
El ambiente interior transmite la calidad propia de un producto alemán, por mucho que su origen sea checo. Los materiales utilizados son buenos y el equipamiento completo en relación al precio de cada nivel ofrecido, hasta llegar a la serie especial Monte Carlo que se sitúa en lo más alto de la gama y a la que no le falta detalle (lo que se refleja en su tarifa, dicho sea de paso).
La motorización más potente disponible es la 1.5 TSI de gasolina, que llega hasta los 150 CV y regala sensaciones gratificantes al volante en combinación con un cambio de marchas automático DSG de siete velocidades. No es, obviamente, un coche con aspiraciones deportivas pero se agradece que se desenvuelva con soltura en cualquier tipo de carretera.
Además, los consumos pueden ser bastante ajustados si se decide realizar una conducción eficiente, con promedios en torno a los seis litros por cada 100 kilómetros.
En marcha mantiene su filosofía de automóvil racional. Apuesta más por la comodidad que por el dinamismo, aunque siempre con unas reacciones nobles, una dirección precisa y una suspensión equilibrada en cuanto a dureza.