“El futbolista es símbolo de frivolidad, y no es eso” Eneko Bóveda
El lateral del Deportivo (Bilbao, 31 años) reflexiona sobre la vuelta a la competición, sus vivencias durante en el confinamiento, la final de Copa de su Athletic, el papel de los futbolistas y el final de LaLiga.
—Cuando se paró LaLiga estaba lesionado. ¿Cómo está?
—He superado de largo los plazos de recuperación. Era una rotura no demasiado grande y creo que en tres semanas hubiese estado para jugar. Estuve guiado por un fisio y luego un readaptador, realmente sólo me faltaron los masajes.
—¿Cómo ha sido la esperada vuelta a los entrenamientos?
—Sólo hacer el trayecto en coche a Abegondo ha sido bonito. Ver a la gente, a pesar de lo violento que es por las normas de alejamiento, escuchar voces, tocar el balón, pisar la hierba... Da gusto cómo están los campos
—¿Pensando ya en saltar de fase y trabajar en grupo?
—Ahora estamos contentos con pegarle cuatro patadas al balón, pero con el paso de los días se nos hará monótono y habrá ansias de jugar al fútbol.
—Monotonía se espera en las polémicas concentraciones. ¿Cuál es su postura?
—Este virus nos está demostrando que no sirve de mucho hacer planes más allá del día siguiente. Creo que no es momento de andar pegándonos por eso. En las concentraciones habrá que medir y llegar a un acuerdo de cuál es el riesgo real de jugar. Es una de las soluciones que minimiza mucho los riesgos. No me opongo radicalmente, tiene su lógica. Luego están los matices, el tiempo.
—Las concentraciones, los test, salarios… ¿Teme que se perciba a los futbolistas como un colectivo egoísta?
—Cuando la gente lo pasa mal, como ahora, ve enemigos por todas partes y opina más con el corazón que con la cabeza. Se descarga cierta ira sobre todo lo que pasa por delante. Las habitaciones de los niños están llenas de posters de futbolistas, hay cromos… pero el futbolista es una figura símbolo de frivolidad, despilfarro, poco elegante… Pero no es sólo eso. Si al final acabamos jugando, supondría un gran sacrificio, seríamos de los pocos deportistas que se expondrían al riesgo. El que trabaja, ¿es un privilegiado por poder hacerlo o sale perjudicado? Hay las dos vertientes, pero con el futbolista se habla sólo de una. La figura del jugador no se relaciona con lo humilde, humano o incluso con el trabajo.
—El equipo iba como un cañón, pero cuando se paró el
campeonato estaban en un pequeño bache...
—El recuerdo que tengo es que una de cada tres palabras en las conversaciones que tenías era coronavirus. No había nada más. En otro momento estaría comiéndome la cabeza por la lesión, la mala imagen en Almería, pensando en el siguiente rival… Sin embargo, tengo la sensación de hacer un paréntesis enorme en la realidad.
—Si no se puede terminar, ¿cómo debería acabar LaLiga?
—Por un lado está la ética y justicia deportiva; por otro, lo legal. Es una situación en la que hagas lo que hagas, habrá perjudicados. No sé la polémica que hay en los países que cerraron. A mí me sale darla por nula. No sé si me influye estar en descenso, pero es lo más sencillo y ético.
—¿Qué opina de la petición de Athletic y Real Sociedad con la final de Copa?
—Entiendo al futbolista. Como jugador formado en Lezama, siempre sueñas con celebrar algo y tienes esas imágenes de la gabarra grabadas. No pude vivir eso y siendo dos equipos que no ganan títulos habitualmente… Lo entiendo. Pero estamos como estamos y en algo habrá que perder, como en la mayoría de los casos.
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