Mucho más que el hijo del mito

Tarde lluviosa de verano en Silverstone. Era el 19 de agosto de 2011. Ese día entendí que Carlos sentía, y estaba dispuesto a demostrar, que era mucho más que el hijo del mito Sainz y que su ambición por alcanzar el sueño de ser piloto de Fórmula 1 estaba por encima del apellido que porta con orgullo. Aspiraba a voltear la general de la Eurocup 2.0 ante el neerlandés Frijns. Humilde, tímido y educado, como siempre, se disculpó por la espera y se sentó para hacer una entrevista con AS. De repente, cambió el gesto. “Espera, así no sigo”, dijo casi susurrando. “Papá, vete por favor. No necesito que me controlen”, afirmó mirando hacia el plástico que ejercía como puerta. Ahí, apoyado y en silencio, escuchaba el gran campeón. Júnior mostró carácter ante la persona que le ha enseñado todo en la vida junto a Reyes, su madre, y también en el mundo de la competición con la inestimable ayuda de su padrino Juanjo Lacalle y sus ángeles de la guarda, Borja Ortiz Carlos Oñoro.

ySu carrera ha sido dura. Carlos era el rival al que todos querían derrotar. “A veces estaba más pendiente de hacerlo bien para los demás que de disfrutar yo”, reconoce. Momentos difíciles siendo un niño que le forjaron una mente rocosa capaz de soportar ataques, además de consolidar fe ciega en sí mismo a fuerza de trabajo y dedicación. Talento y capacidad para destacar cuanto más potente sea el coche son otras armas poderosas. No se conformará y querrá ganar la F1 con Ferrari.