Trituradora de directores deportivos y entrenadores
El Betis se deshizo de Rubi y colocó en su banquillo a Alexis Trujillo para encarar las ocho jornadas que restan del campeonato liguero. El técnico catalán estiró la cuerda hasta que ésta se rompió después de que su equipo caminara siempre muy lejos de la zona europea y se acercara incluso a la zona de descenso. Sólo un triunfo en los últimos diez encuentros supuso el cese casi obligado de un Rubi que no encontró una senda de regularidad en todo el curso.
El cambio de dueño del banquillo refleja la inestabilidad del Betis desde hace varios años, con numerosos cambios de técnico y sólo una campaña para el recuerdo cuando Quique Setién lideró la clasificación europea de hace dos campañas. El club quería trazar un crecimiento deportivo que no pudo liderar Rubi en este año pese a la fuerte inversión en fichajes. Desde la decimocuarta posición y con su equipo protagonizando un fútbol gris sobre el césped, su adiós estaba cantado.
Hubo algunos claros en su periodo, pero también demasiadas sombras y la realidad de que su equipo no peleó por el objetivo impuesto en ningún momento de la temporada.
Su apuesta por dar continuidad al estilo dejado por Setién en Heliópolis no obtuvo demasiados resultados. El Betis es el segundo equipo que más goles encaja de la presente Liga y Rubi no fue capaz de minimizar esta carencia ni cuando reforzó su sistema de juego con un tercer central o pidió que llegara un pivote en enero.
Pero no sólo Rubi es culpable de su despido. El proyecto deportivo puesto en sus manos fue multiplicando carencias desde el verano y ahora el club tratará de dibujar un nuevo panorama si salva su presencia en Primera y traza de nuevo las líneas que lo conviertan en un candidato a pelear entre los mejores. Era la intención del proyecto Rubi. El técnico se salvó de la quema en varios duelos de esta campaña, pero sus siete vidas fueron insuficientes ya a estas alturas.
Salvación. El elegido para suplir a Rubi es Alexis. Era hasta ayer coordinador del área deportiva del club y ya ejerció de técnico cuando Víctor Sánchez del Amo fue despedido hace tres temporadas. Es la solución provisional y de emergencia de la entidad para salvar este cierre de curso y atar lo antes posible la permanencia. Alexis mira ya al Espanyol, rival del jueves en plena crisis de fútbol y de emociones. El canario ya capitaneó ayer la sesión de entrenamiento y habló con los jugadores sobre la necesidad de elevar el nivel competitivo. El punto logrado en los tres duelos del reinicio liguero supuso el despido de Rubi e invita ahora a reinventar un obligado plan de necesidades. Ocho citas para Alexis antes de la enésima revolución.
Futuro
El club negocia con varios técnicos de cara al curso próximo
■ La marcha de Rubi supone un nuevo revés a la entidad desde que Ángel Haro y José Miguel López Catalán tomaran los mandos del Betis hace cinco años. Bajo su mandato pasaron ya cuatro directores deportivos y ocho entrenadores: todo un cúmulo de proyectos que está muy lejos del crecimiento deportivo que generaron las expectativas. Miguel Torrecilla, Eduardo Macià y Lorenzo Serra Ferrer capitanearon las direcciones deportivas antes de que López Catalán tomara los mandos el pasado verano bajo una remodelada estructura en la que se incluyeron también nombres de proyectos pasados. El resultado tampoco ha sido el esperado. Sólo con Serra al frente el club encontró durante su primer año el camino de Europa y una cierta fiabilidad deportiva con Quique Setién en el banquillo. Pero los técnicos también se multiplicaron en estos cinco años: Pepe Mel, Juan Merino, Gustavo Poyet, Víctor Sánchez del Amo, Alexis Trujillo, Quique Setién, el recién destituido Rubi y de nuevo Alexis. Ninguno a excepción del cántabro pudo celebrar un fin de curso agarrado a los objetivos.
La revolución emprendida el pasado verano con el adiós de Serra Ferrer y de Quique Setién dejó paso a un nuevo fracaso deportivo. El futuro se presenta de nuevo lleno de interrogantes en Heliópolis tras el enésimo proyecto fallido de los actuales mandatarios. El club quiere atar lo antes posible la permanencia y volver a hacer cuentas este verano para emprender un nuevo intento de dar el ansiado salto deportivo que sigue sin llegar. La esperanza parece casi agotada.