AS (Las Palmas)

Vuelven Bruno y Munir

El capitán jugó tres años después ● El ariete empató un partido en el que el Sevilla siempre fue por detrás

- ALFREDO MATILLA

Si no fuera por el hecho de que la Champions está en juego, el titular, el grueso de esta crónica y las tres picas deberían ser para Bruno, una de las estrellas de nuestro fútbol que ha vuelto a los terrenos de juego tres años después de que las lesiones le frenaran. Su entrada en el 88’ fue la guinda a un partido de nivel, con dos equipos que presumen de plantillas y que han regresado del parón como dos cohetes rumbo a la gloria. Pudo ganar cualquiera y no lo hizo ninguno. El fútbol. El Sevilla, de nuevo tercero, sale más conforme por haber superado al Atlético en la tabla, pero el Villarreal, lejos de haber malgastado una bala para soñar con planes que no tenía, debería recordar que no hace muchos meses los más atrevidos hacían porras sobre la permanenci­a.

Villarreal y Sevilla comparecie­ron con seis cambios cada uno. Calleja se atrevió por el hecho de hacer coincidir a su once pata negra. Este partido lo tenía señalado en rojo en el calendario. En el original y en el más apretado del postconfin­amiento. Lopetegui, por su parte, dio el paso con la intención de disimular el cansancio acumulado tras neutraliza­r al Barcelona. En principio, el plan pareció salirle mejor al Sevilla, más ágil en la salida del balón aferrado a Banega, un mediocentr­o con ojos en la nuca y numerosos retrovisor­es para controlar los ángulos muertos, y a lomos de dos laterales igual de alegres que Navas y Reguilón. Sin embargo, el Submarino, sin necesidad de mandar como suele, encontró la portería con la facilidad que se le resistió en invierno. En el 18’, Alcácer puso a su equipo en ventaja después de otra diagonal de Gerard, de esas que todos conocen y pocos frenan, y que siguió con un tibio cabezazo de Anguissa y un rechace de Vaclik que Paco no desaprovec­hó. El ariete es feliz a un toque. Lo bueno, si es breve, dos veces bueno. El Villarreal pareció entonces sacudirse la presión alta de En Nesyri y empezó a encontrar a Chukwueze, que es como más cómodo se encuentra. Fue feliz mientras le duró la gasolina al nigeriano. La solidez de Albiol y Pau le daba alas. Hasta que Escudero se sacó un latigazo que no dio tiempo a Asenjo a sacar las manos en su vuelo de compromiso. Ni Villarreal ni Sevilla dominaban, así que el empate dejaba igual de felices que descontent­os a los dos rumbo al descanso. Pero la nueva normalidad ha traído también novedades en el fútbol. El descuento es una eternidad. Al cuarto minuto de la prolongaci­ón, Cazorla botó un córner que encontró la cabeza de Pau. El central puso en ventaja a su equipo, y colorado a su marcador.

En el segundo tiempo el Sevilla apretó de lo lindo. Consciente de que el Villarreal se ponía a dos puntos, sacó fuerzas de flaqueza. Lopetegui metió tres revulsivos de una tacada y la jugada la bordó. El Sevilla tuvo otro vigor, Navas y Ocampos hicieron un surco en su banda y Munir aportó al ataque todo el sentido que añoraba. Cuando el canterano del Barça amenazaba con ser Bojan, ha resurgido a tiempo y con personalid­ad. En el 59’, Jordán tuvo el empate, pero entre Asenjo y el colegiado le frenaron. Sólo unos minutos después, Navas puso otro caramelo que Munir empalmó con tanta violencia como puntería. Asenjo volvió a estirarse con pereza. Si en los dos goles fue trasparent­e, en un mano a mano con De Jong, que cabeceó en sus barbas, fue decisivo. El empate no trajo debates. Con el pitido final sólo había un ganador al que abrazar: bienvenido, Bruno.

 ??  ?? Los jugadores del Sevilla celebran el 2-2 logrado por Munir, al que se abraza Banega.
Los jugadores del Sevilla celebran el 2-2 logrado por Munir, al que se abraza Banega.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain