El central aseguró que nunca se iba a rendir y aguanta con 14 tarjetas
encuentro. Perfecto en las coberturas, rápido en las correcciones y listo en la salida de balón, Piqué es una de las pocas constantes fiables del equipo. Y por si fuera poco, el miércoles ante el Espanyol supo leer a la perfección el momento en el que el partido iba a romperse y buscar la expulsión del equipo rival que compensara la de Ansu Fati dos minutos antes para volver a poner las cosas en su sitio.
De los ocho partidos disputados hasta el momento tras el confinamiento, Piqué ha jugado los 90 minutos en seis ocasiones y sólo en los partidos ante el Villarreal y el Leganés, cuando el triunfo estaba asegurado, fue sustituido para darle algo de descanso.
Lo único que puede frenarle es la acumulación de amarillas, causa y consecuencia de sus trifulcas con los árbitros. A Piqué le han mostrado en lo que va de Liga 14 tarjetas amarillas, por lo que está a una de cumplir el tercer ciclo de suspensión. Le han mostrado una tarjeta por casi cada dos faltas cometidas. Ante esta situación, es normal viéndole hacer comentarios sobre el campo de las interpretaciones del VAR. Desmesurado en todas las facetas, Piqué sigue siendo el bastión al que se agarra el Barça en su cruzada casi imposible por conseguir LaLiga. Pero como dejó en las Redes Sociales, si es por él, el equipo no se va a rendir nunca.
Promesa