AS (Las Palmas)

La mítica prueba será a puerta cerrada este año

- M. FRANCO /

En ese momento, cuando adelantó a Kanaan en las 500 Millas de Indianápol­is de 2017, Fernando Alonso tuvo que sentir de alguna manera a más de trescienta­s mil personas levantarse de sus asientos y rugir. Les duró más ese momento, y cuando vieron al español liderar la prueba, que el instante en que se rompió aquel motor Honda. Un encogimien­to de hombros y a otra cosa. Ya volverá, pensaban. Y lo hizo, el año pasado, para no poder ni siquiera clasificar­se para la carrera con un McLaren a medio hacer. Ya volverá, sintieron. Y lo hace. Este año. Alonso intentará el asalto a su penúltimo sueño, las 500 Millas de Indianápol­is, la Triple Corona sin público, es su objetivo antes de regresar a su mundo de la F1 para perseguir el desafío final, volver a ser campeón del mundo.

“Espero que este año seamos lo suficiente­mente competitiv­os como para pelear por la victoria. Ahora mismo, antes de empezar los entrenamie­ntos, somos optimistas igual que lo éramos el año pasado. Debemos esperar para ver cuánto ritmo tenemos“, dice un Alonso optimista un día antes de subirse al coche en la pista.

En principio se esperaba que se hiciese con un 25% el aforo, esa era la cifra final, pero a pesar de que Penske, leyenda del automóvil en EE UU y máximo responsabl­e de la competició­n, dijese que no se celebraría sin público, el circuito de Indianápol­is dijo: “Las tendencias del COVID-19 en Indiana y en el condado de Marion se han triplicado, mientras que la tasa de positivos se ha duplicado y la carrera se hará sin público”.

El COVID-19 también ha dejado fuera a varios equipos y pilotos, el último Oriol Serviá y si finalmente se hace oficial la presencia de JR Hildebrand en el segundo coche de Dreyer & Reinbold Racing serán 33 pilotos… así que estarán todos clasificad­os para la carrera.

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