AS (Las Palmas)

El de Palop ante el Shakhtar y el de Mbia contra el Valencia

- JOSÉ A. ESPINA

Las estratosfé­ricas paradas de Bono ante el Manchester United sostuviero­n al Sevilla para alcanzar su sexta final de Europa League. Lo del portero marroquí, en realidad, fue sólo otra raya en un mar de momentos épicos que la segunda competició­n continenta­l ha dado al equipo de Nervión desde que aquel famoso gol de Antonio Puerta, ante el Schalke en 2006, le mandara a Eindhoven en busca de su primera

copa europea.

Meses después de aquel tanto de Puerta y con la primera

Europa League Supercopa de Europa)

(y la

ya en las vitrinas, el Sevilla se veía abocado a la eliminació­n ante el Shakhtar en octavos. La ida se había saldado con un empate a dos contra el equipo ucraniano, que en el 94’ de la vuelta abrazaba el pase. Alves colgó un córner y el guardameta Andrés Palop, en una subida desesperad­a, cabeceó a gol para forzar la prórroga. Chevantón sentenció en el tiempo extra y el Sevilla enfiló su segunda UEFA.

Tras siete años jugando algunas veces Champions y metiendo la pata varias en la Europa League, el Sevilla parecía de nuevo fuera del torneo y Unai Emery despedido tras perder la ida (0-2) contra el Betis en el primer (y único) derbi sevillano-europeo. El 20 de marzo de 2014, los blanquirro­jos empataron ese marcador en el Villamarín y tras una prórroga sin goles se llegó a una de las tandas más infartante­s a la sombra de La Giralda. Adán le paró a Vitolo el primer penalti y los de Nervión volvían a sufrir pero Beto le adivinó el tiro a Ndiaye para igualar la serie. En el quinto no falló Rakitic... y sí lo hizo Nono, ante el júbilo de los jugadores y de los aficionado­s sevillista­s

Aquella Europa League de 2014 vivió otra tanda estresante en la final ante el Benfica pero antes, en las semis, dejó también para al sevillismo el que muchos consideran como momento de más éxtasis europeo, por llegar como llegó. Había ganado el Sevilla la ida por 2-0 y remontado el Valencia en Mestalla, 3-0 iba y se alcanzaba el último suspiro del descuento. La afición che celebraba ya el pase cuando Coke sacó de banda, Fazio peinó dentro del área y Mbia, en el primer palo, dejó en un estado de absoluta locura a los sevillista­s del Mundo con un cabezazo que significab­a la clasificac­ión nervionens­e. El ya famoso Mbiazo, 1 de mayo de 2014.

Final de Basilea, Suiza, 18 de mayo de 2016. El Liverpool había pasado por encima del Sevilla en la primera mitad, con un 1-0 que pudo ser mucho más contundent­e, pero había dejado vivo a los nervionens­es. Emery dio su discurso al equipo en el descanso: ‘Imaginaos que este estadio es nuestra casa, es el Sánchez Pizjuán”. Los sevillista­s eran menos en número (15.000 contra 25.000) pero se escucharon mucho más: Gameiro empataba y Coke marcó dos tantos más para amargar a Klopp y llevar la Quinta Europa League a su casa, Sevilla.

Cabezazos

Tandas La del Villamarín y la del fallo de Beñat, muy recordadas

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