AS (Las Palmas)

El asturiano tiene una peluquería canina con su pareja y estudia

- GUSTAVO CONDE

Su caída desde un tercer piso, cuando se encontraba concentrad­o con el Albacete para la disputa de un partido, sobrecogió al mundo del fútbol. La vida de Pelayo Novo (Oviedo, 29 años) cambió de manera radical el 31 de marzo de 2018. Permaneció 51 días ingresado en Zaragoza, pero fue en el Hospital Nacional de Parapléjic­os de Toledo donde se dio cuenta de que nunca más volvería a jugar al fútbol. Una noticia difícil de asimilar y más para un joven que había luchado tanto por llegar a ser futbolista profesiona­l.

“El ser humano se adapta a las circunstan­cias que tenga. Es lógico que lleve tiempo porque hay momentos en los que se pasa mal. Conseguí salir de aquello y ahora me lo estoy pasando muy bien. He montado con mi pareja una peluquería canina en Oviedo que se llama Dogs N’Roses. Y también he decidido formarme en administra­ción y finanzas”, declara.

El deporte sigue muy presente en su vida. Le ha servido como punto de partida para emprender un nuevo viaje. Pelayo Novo da sus primeros pasos en el tenis en silla y ahora, como si fuese un niño, aprende día a día de los mejores (Martín de la Puente, Dani Caverzasch­i o Quico Tur): “Siempre me había entrenado físicament­e, pero costó mucho entender que la cabeza también se entrena. Seguiré yendo a torneos y el futuro dirá si me quiero dedicar a ello o no. La movilidad de la silla es lo que más cuesta controlar. Viendo vídeos y hablando con gente, trato de hacerlo cada vez mejor. He tenido una buena progresión desde el primer torneo, uno que jugué en Sevilla”.

El Memorial Óliver Puras, que tuvo lugar en Miranda de Ebro, supuso su segundo contacto con la competició­n de más alto nivel. En una ciudad que siempre recordará. Y es que fue en Anduva, y con la camiseta del Elche, donde anotó su primer gol como futbolista profesiona­l. “Fue un año inolvidabl­e, porque fuimos primeros desde la jornada 1 hasta la 42. Ganamos aquel partido y me ha traído buenos recuerdos ver de nuevo el campo... pero agua pasada no mueve molinos. Ahora estoy centrado en el presente y en el tenis. Me gusta jugar siempre los puntos, que sean largos, llegar forzado y devolver la pelota aunque termine perdiéndol­o. Esa es mi mentalidad”, destaca Pelayo.

Paciencia. Al asturiano le queda mucho camino por andar, pero ganas no le faltan para tratar de alcanzar el nivel de juego de los mejores tenistas nacionales y soñar con cotas más altas: “Creo que estaría preparado para ser profesiona­l. Al Oviedo llegué con 17 años. El fútbol comienza siendo un juego y cambia mucho cuando se convierte en tu profesión. Uno de mis errores fue ese. Parece una tontería, pero sigues pensando que eres un adolescent­e. Si me convirtier­a en profesiona­l del tenis, ahora entendería esa diferencia”. Amén que luchará por ello.

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Pelayo emula la celebració­n de su primer gol como profesiona­l.

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