El primer gran reto de Koeman, los capitanes
El técnico contactará con ellos telemáticamente
Una de las primeras acciones que afrontará Ronald Koeman, una vez presentado como nuevo entrenador del FC Barcelona, es reunirse con los capitanes. En principio, será una cumbre telemática y no presencial: algunos jugadores llevan días fuera de Barcelona disfrutando de su periodo vacacional.
Los interlocutores con Koeman serán Leo Messi, Sergio Busquets, Sergi Roberto y Gerard Piqué. La reunión promete ser ‘calentita’: más de uno está señalado como posible sacrificado en aras a una renovación profunda del club, como es el caso de Sergio Busquets, al que su agente, Josep Maria Orobitg, ya ha dicho que no tiene ninguna intención de salir del club. Otros como Piqué también podrían estar en el disparadero, aunque en su caso más porque se ofreció él públicamente que por otra cosa, mientras que Sergi Roberto también podría entrar en alguna operación, aunque su agente, el mismo que Busquets, insiste que no hay ninguna opción de salida.
Sin embargo, el hombre que centrará toda la atención y tensión en la reunión será Leo Messi. El argentino debe ser la pieza angular del nuevo proyecto de Ronald Koeman, según adelantó el propio presidente Josep Maria Bartomeu, que lo calificó como “el más intransferible de todos”.
Ahora mismo todo lo que gira entorno a Leo desde la derrota humillante en Lisboa transpira incertidumbre y por qué no decirlo, hasta cierta preocupación. Mosquea, y mucho, en el club, que tras el anuncio de un periodista brasileño, Marcelo Bechler, que el crack se quiere ir esta misma temporada, el argentino no se haya pronunciado para rebatirlo o desmentirlo. Ni tan siquiera a través de las redes sociales, medio que ha utilizado en los últimos meses para poner a cada uno en su sitio, entre ellos al ya ex secretario técnico, Eric Abidal.
De esta reunión con Koeman, y capitaneada por Messi, dependerá seguramente el futuro del club. De lo que se digan Messi y Koeman mirándose a los ojos dependerá el futuro inmediato y a medio plazo del Barça.
Aviso
El agente de Busquets y de Sergi ha dicho que no se van a mover
En el fútbol, como en las relaciones, es difícil calibrar en qué momento se rompen las cosas
Quizá uno de los peores momentos de un aficionado es presenciar en vivo y en directo cómo un equipo histórico se convierte en un equipo moribundo. A los aficionados al Celta, por ejemplo, nos ocurrió con el EuroCelta y el descenso a Segunda División el mismo año que disputamos la Champions. En la segunda vuelta de aquella temporada tuvimos que asimilar una situación que siempre sorprende, aunque sea bastante habitual: los jugadores eran los mismos, pero el equipo era completamente distinto. Algo similar ocurre en el Barça desde hace varias temporadas. Y entonces toca despedirse, no del equipo, sino de un recuerdo.
En el fútbol, como en las relaciones, es difícil calibrar en qué momento se rompen las cosas, sencillamente porque no hay un momento concreto, suele ser un cúmulo de ellos. Cuando todo se rompe, la reacción lógica es montarse en un bote salvavidas antes que quedarse tocando violines en la proa del barco semihundido. En las relaciones hay varios botes salvavidas recurrentes: perdones, conversaciones, terapeutas, terapias, viajes, hipotecas, mudanzas. Hay incluso quien recurre a tener un perro. Hay incluso quien recurre a tener una boda. Hay incluso quien recurre a tener un hijo. En el fútbol el bote casi siempre es el mismo: un nuevo entrenador. El buen hombre llega con varios cubos en los brazos, los camarotes inundados y achicando agua por doquier. Por el Barça han pasado bastantes cubos y seis entrenadores en ocho años.
Dice Bartomeu que el Barça atraviesa una crisis deportiva, no institucional, y que lo más fácil sería dimitir pero que no lo hace por responsabilidad con el club. Esos arrebatos de amor culpable y sentimiento protector también son muy propios de algunas relaciones: “No, no puedo, me necesita”. Hay cientos de paralelismos entre el fútbol y las relaciones amorosas, como podéis ver. Termino con uno: en el fútbol, como en las relaciones, es importante saber cuándo llegar, pero es incluso más importante saber cuándo empezar a marcharse.