AS (Las Palmas)

Olímpico Craviotto iba a abanderar a España en Tokio, pero salió a patrullar

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toca sufrir. Aportamos nuestro granito de arena para que esta desgracia cause el menor impacto posible, aunque sea irreparabl­e en muchos casos”.

Matilde Martínez, más conocida como Mati, dejó las botas de fútbol aparcadas para enfundarse la bata de enfermera, la profesión que desempeña cuando no viste el 7 de la Fundación Albacete, del Grupo Sur B del Reto Iberdrola. En las semanas más complicada­s del confinamie­nto, además de intentar mantener la forma en su casa para “volver a competir en condicione­s”, ayudaba en el centro de Salud de Ossa de Montiel (Albacete): “Siempre existe un poco de miedo ante una situación tan delicada. Hay que tomárselo como una época mala y llevarla de la manera más optimista”. A los 32 años, Mati confía en “recuperar poco a poco la normalidad cuando lleguen las vacunas”. Mientras, pide “tener muchísimo cuidado y cumplir las recomendac­iones”.

Ejemplos Rafa Nadal y Pau Gasol movilizaro­n al deporte en favor de Cruz Roja Sanitarios Profesiona­les de distintas modalidade­s se pasaron a sus puestos en Sanidad

AS ya destacó en marzo las historias como doctores, estudiante­s de Medicina, sanitarios, auxiliares o investigad­ores de futbolista­s como Willy (retirada en julio y secretaria técnica del Betis), Nahikari y Maddi Torre (Real Sociedad), Paula Nicart (Espanyol), María Neira (Santa Teresa), Diego Cervero (Oviedo) o Lara Mata (Villarreal); la triatleta paralímpic­a Susana Rodríguez; las jugadoras de balonmano Ana Martínez, Laura Hernández, Esther Arrojeria, Teresa Francés y Chaxiraxi Hernández; las de fútbol sala Miri y Desi; la juez de hockey Julia Vega; las árbitras de fútbol Judit Romano, Elena Peláez e Iragartze Fernández; las colegiadas de baloncesto Paula Lema e Inmaculada Jurado; o Adrián Cotanda, rugbier que incluso se contagió en su puesto como enfermero en el Hospital Clínico de Valencia. Cotanda lamentaba las “precarias condicione­s” en las que debía desempeñar sus tareas: “Por eso aplaudía cada tarde a la Sanidad Pública”.

Saúl Craviotto, doble campeón olímpico y tres veces del mundo en piragüismo, iba a abanderar a España en los Juegos de Tokio 2020. A los 36 años regresó a la calle “a arrimar el hombro” como policía en Gijón, para vigilar que nadie se saltara el confinamie­nto: “Volví a mis funciones por la necesidad de una tesitura tan complicada, me puse a disposició­n del comisario general y de los compañeros. No lo considero ninguna heroicidad”. Pese a no descuidar la preparació­n, el aplazamien­to de la cita olímpica le permitió un respiro para implicarse “en lo esencial”: “El deporte se encuentra ahora en un cuarto plano, lo que hay que hacer es centrarse en la salud y en actuar unidos”. La karateca Laura Palacio y Estela Fernández, delantera del Madrid CFF de la Primera Iberdrola, asumían la dificultad de ejercer como policías nacionales en plena pandemia: “Trabajamos en medio de la locura”.

Iker Martínez, medalla de oro en Atenas 2004 y plata en Pekín 2008 junto a Xabi Fernández, además de tres veces campeón mundial y cuatro de Europa, sacó la máquina de coser del garaje para confeccion­ar mascarilla­s: “Mi madre era tapicera y yo, su pinche. A mis 43 años, casi dos décadas después, retomé la costura para echar una mano”. En el hockey, Andrés Muñoz, exjugador y patrocinad­or del Estudiante­s 87, y Emi Vílchez, juez internacio­nal, elaboraron pantallas protectora­s y mascarilla­s. Igual que el piragüista Roi Rodríguez y la baloncesti­sta Marta Xargay. Todos estos deportista­s ofrecieron su solidarida­d. Como a los que no les apuntaban los focos, se esforzaban y se esfuerzan diariament­e. La situación lo exige. Para cada uno de ellos este reconocimi­ento.

Diego A. Maradona (in memoriam)

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