Australia echa humo
Dos tenistas dan positivo, pero podrían haber pasado la enfermedad, y las críticas de los confinados arrecian
La cuarentena de los 72 tenistas confinados en Melbourne tras detectarse positivos por COVID-19 en los tres vuelos en los que viajaron no se suavizará. Y menos tras confirmar las autoridades del Estado de Victoria que dos tenistas han arrojado positivos en los PCR.
“Estamos investigando si son casos de diseminación viral, de personas que se contagiaron, superaron la enfermedad y ahora su carga viral es baja y quizá no contagien. Pero las cuarentenas no se relajarán”, advirtió Brett Sutto, responsable de salud del estado.
Entre los tenistas que no pueden salir de las habitaciones están los españoles Carlos Alcaraz (que se entrena con el colchón como rival), Mario Vilella y Paula Badosa. Mientras algunos tenistas hablan de “cárcel”, otros como Victoria Azarenka, doble campeona en Melbourne (2012 y 2013), pidió paciencia en una carta. La organización, mientras tanto, ofrece a los confinados clases de yoga, spinning (para los que tegan bici estática en su cuarto) o retos (“sólo hace falta una raqueta y una pelota”, animan) con premios.
“Tendré que jugar partidos de la ATP Cup dos días después del final de la cuarentena y me preocupa lesionarme”, advierte Kei Nishikori. Por su parte, el Abierto, por medio de su director Craig Tiley, ha descartado ya pasar de los cinco a los tres sets para aminorar la carga.
Una situación, la de Melbourne, que contrasta con la de Adelaida, donde están los mejores de ATP y WTA: Djokovic, Nadal, Thiem, Halep, Osaka, Serena y Venus Williams (estas dos por razones médicas). Disfrutan de un hotel mejor, se entrenan sin agobios horarios y les acompañan más miembros de sus equipos. La diferencia de trato se explica en que el día 29 jugarán allí una exhibición. Pero la diferencia molesta.