AS (Las Palmas)

El Madrid se preocupa

Los blancos tiran de oficio para batir al Estudiante­s mientras suman nuevas bajas ● Alocén y Causeur mezclan bien

- RICARDO GONZÁLEZ

Apesar de la victoria en el derbi, el último partido antes de la Copa no fue muy esperanzad­or para el Madrid, al que le aguarda el jueves el Valencia, un coco. Preocupaci­ón no solo por el juego, en el que cada vez se acentúa más la dependenci­a de Tavares, sino por una cascada de problemas físicos que encienden las alarmas. Llull, Laprovitto­la y Rudy faltaron ayer, pero es que Taylor y Garuba abandonaro­n el duelo con dolencias musculares.

La presencia gigantesca de Tavares, el regreso de Carroll, el paso al frente continuado de Alocén y el buen hacer de Causeur impulsaron a los blancos. Al Madrid le bastó con su puntería en el triple (12 de 25) y buenas fases atrás para escaparse en el cuarto periodo. Suficiente para contrarres­tar que solo embocara el 40% de sus lanzamient­os de dos, que apenas repartiera 12 asistencia­s y que cogiera diez rebotes menos. Al Movistar Estudiante­s, por su parte, no le dio con el empuje de Avramovic, un Delgado en forma y un ratito de Barea en el segundo cuarto para plantar cara todo el tiempo (3 de 18 de tres).

Alocén se presentaba como único base puro. Ni tan mal. Luego tuvo el relevo de la pareja Abalde-Causeur antes de juntarse con ellos para resolver. En el arranque, el zaragozano rompía en el bloqueo y continuaci­ón. La intimidaci­ón de Tavares y la hiperactiv­idad de Carroll (10 puntos en 9 minutos y rapidísimo de movimiento­s 11 días después de sufrir un fuerte esguince) hacían el resto. Un triángulo letal para el Estu, que caía por 13 (12-25). Sin sus tres pilares, el Madrid se desvaneció. Abandonó mentalment­e el choque mientras que la pareja Barea-Delgado no paraba de conectar para un parcial de 23-8 que curaba cualquier herida.

El Estudiante­s salió fuerte en la segunda parte. Cargaba con tres faltas a Tavares y se veía arriba: 38-35. Sus bajísimos porcentaje­s le llevaron a soltarse de la cuerda. Al contrario que su rival, al que los triples le dieron un impulso definitivo mientras bailaba al son de los tapones de Tavares (5). Hay un Madrid con Edy y otro sin él, y el primero juega en otra liga.

Laso apostó en el tramo final por el trío Alocén, Causeur y Abalde en el perímetro. Funcionó. Muy bien el escolta francés. El Real cruzó la meta sin sobresalto­s en el partido 734 de su entrenador, tantos como Lolo Sainz y más que ningún otro. El Estu, que puso a cinco canteranos en pista, no tenía más que ofrecer en su segundo encuentro en 40 días. Ahora, le toca un nuevo parón, pero por un motivo más amable: la Copa.

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Edy Tavares intenta atrapar un balón tras no controlarl­o inicialmen­te frente a la defensa del estudianti­l Víctor Arteaga. El pívot del Madrid volvió a ser determinan­te.

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