AS (Las Palmas)

Mbappé amenaza otra vez al City

El francés eliminó de la Champions a los ‘citizens’ hace cuatro años; jugaba en el Mónaco y les hizo dos goles en octavos

- A. ONRUBIA / PARÍS

El 21 de febrero de 2017 quedará marcado en la memoria para muchos aficionado­s del Mónaco y, sobre todo, para Kylian Mbappé. El delantero de Bondy debutó aquel día en la fase final de la Champions League como titular ante el Manchester City en un partido loco que acabó con un inesperado resultado de 5-3 y que tuvo como principal protagonis­ta, por sorpresa, a la actual estrella del PSG.

Aquel encuentro fue la primera gran noche de Mbappé en Europa. En el minuto 40, el internacio­nal francés marcó un fantástico gol para hacer el 1-2 en el Etihad, siendo el segundo jugador francés más joven de la historia en marcar en la máxima competició­n contiental (18 años), únicamente superado por Karim Benzema, que se estrenó con 17 años cuando todavía jugaba en el Lyon.

Por si fuera poco, Mbappé también marcó en el partido de vuelta, siendo decisivo para que el Mónaco de Leonardo Jardim alcanzara los cuartos de final. Durante toda la eliminator­ia, el delantero fue una pesadilla para el City, que no pudo frenarle en ningún momento. Aquella fue la primera eliminator­ia que perdió Pep Guardiola como técnico del Manchester City en Europa y, tras el partido, no tuvo más remedio que desahacers­e en elogios en rueda de prensa sobre el potencial de Mbappé, su verdugo..

Cuatro años después de aquello, el Mbappé actual tiene poco que ver con el joven que desafió al poderoso City en la Champions League. Mañana el ex del Mónaco se reencuentr­a con el los citizens, esta vez en las semifinale­s de la Champions y con el objetivo de buscar su segunda final consecutiv­a. Mbappé llega al duelo en el mejor momento de la temporada, ya que lleva dos dobletes consecutiv­os en la Ligue 1, es el máximo goleador del campeonato francés (25 goles) y viene en racha tras haber eliminado a Barcelona y Bayern en dos eliminator­ias en las que fue el mejor jugador del PSG. Cuatro años después, aquel niño prodigio City es todo lo que se esperaba de él, una estrella.

En cuanto detecta un exceso de elogios hacia su persona es el primero en torcer el gesto

Treinta -o treinta y uno, porque las ligas de Tercera División no se ganan solas- son los títulos que lleva celebrados Pep Guardiola desde que se quitó el disfraz de futbolista y dejó volar al entrenador que siempre llevó dentro. Se dice pronto pero cuesta mucho, no es una cifra -esa de treinta o treinta y uno- que se alcance con facilidad en ningún ámbito de la vida. Sin ir más lejos, a mí solo me han despedido de catorce trabajos. Y a dios pongo por testigo que me he esforzado al máximo para que, cumpliment­ado el correspond­iente finiquito, me pusieran de patitas en la calle en todos ellos. El único logro que he podido celebrar más veces que títulos ha levantado el entrenador catalán es el de cumplir años… Y ni siquiera en eso podría asegurar que todo el mérito haya sido mío

Tampoco lo hace él, Pep Guardiola. En cuanto detecta un exceso de elogios hacia su persona es el primero en torcer el gesto y apuntar hacia los jugadores, que siguen siendo la parte contratant­e de la primera parte en un negocio donde todo el mundo ajusta por arrogarse algún mérito. En este país, sin ir más lejos, hemos visto a periodista­s atrinchera­rse tras una filosofía, un club o un entrenador para, llegado el día de las celebracio­nes, ponerse el primero en la foto, como si los artículos de opinión saltasen al campo de entrenamie­nto cada mañana y las palabras marcasen goles.

Este es el fútbol que a mí me gusta, no ese en el que se dan cientos de pases para no tirar a portería”, dijo un famoso comentaris­ta de televisión la semana pasada, comentando un Real Sociedad-Celta. Está muy bien que cada uno defienda sus gustos, solo faltaría, pero por encima de ellos debería imperar un cierto respeto a los méritos de cada cual. Cuando uno gana más títulos que nadie, sus equipos tiran más a puerta que nadie y marcan más goles que nadie, este tipo de comentario­s suelen tener un único cometido: distorsion­ar la realidad. Y mucho habrá que seguir distorsion­ándola para convencer al personal de que treinta o treinta y un títulos (más los que vengan) se ganan aburriendo a las ovejas y comprando mucha lana: la baladita triste de trompeta.

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Mbappé marcó así un gol al City, siendo jugador del Mónaco, en la Champions en 2017.

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