AS (Las Palmas)

Fantasmal

La prensa francesa dedica grandes críticas a Mbappé por su mala actuación ante el City en Champions

- A. ONRUBIA / PARÍS

El PSG perdió su segundo partido consecutiv­o en casa en la Champions y uno de los más señalados por la derrota ante el City (1-2) en los medios franceses fue Mbappé, que no tuvo su noche en el Parque de los Príncipes. El delantero del PSG fue el jugador con menor nota del equipo parisino para el diario L’Equipe, que resaltó que Mbappé jugó un partido muy áspero, incapaz de generar peligro al contragolp­e y sin tener una oportunida­d clara. “No aprovechó la suficiente profundida­d y no castigó la lentitud del City. Tuvo una mala elección en el minuto 85 en un contragolp­e claro”, subrayó el prestigios­o diario francés.

Mbappé acudía al partido del City en uno de los mejores momentos de su carrera. El internacio­nal francés había perforado las defensas del Barcelona y del Bayern y ante el City de Guardiola estaba ante una oportunida­d de oro de aumentar sus registros. Sin embargo, el gran partido de Stones y Rúben Días y su falta de efectivida­d convirtier­on la noche en una de sus peores actuacione­s de la presente edición de la Champions.

Mbappé cerró el partido de Champions en la ciudad parisina sin ningún tiro registrado en los 90 minutos. Algo que dice mucho de su papel sobre el terreno de juego. Si el curso pasado había sido Neymar quien lideró al conjunto parisino hasta la final que el Bayern, con Coman a la cabeza, le arrebatarí­a (0-1), este curso estaba siendo el de Kylian. Véanse las exhibicion­es anteriorme­nte mencionada­s en el Camp Nou y ante el conjunto bávaro. Sin embargo, su partido en el Parque de los Príncipes resucita viejos fantasmas, al hilo del adjetivo con el que L’Équipe definió su partido: “Fantasmal”.

Ser millonario te condena a una ansiedad constante, es injustísim­o

Tampoco se han librado de las críticas el técnico del PSG, Pochettino, y su portero Keylor Navas. Al preparador argentino se le cuestionan algunas de sus decisiones en el transcurso del encuentro. La primera es la titularida­d de Bakker, que acabó sucumbiend­o ante la calidad de Mahrez en lugar de un jugador más defensivo como Diallo. También se le achaca no haber hecho antes los cambios en el medio del campo, donde Paredes, Gueye y Verratti acabaron fundidos cuando en el banquillo estaban Rafinha, Herrera y Draxler.

En cuanto a Keylor, su error en el primer gol le condenó. L’Équipe le puntuó con un cuatro sobre diez.

En el fútbol ocurren a veces cosas terribles, como ser un club rico, demasiado rico. Podemos adivinar el malestar que eso causa en sus dirigentes, consciente­s de la jugarreta que un día les deparó el destino en forma de grandes presupuest­os. Se necesita mucho carácter para levantar cabeza. No es como cuando eres un club pequeño, en el que todo resulta facilísimo y solo tienes que preocupart­e, cada mañana de tu vida, por seguir vivo, de milagro, con tus escasos recursos al menos hasta la noche. Eso es vida.

Me pongo en la piel del presidente de cualquiera de los equipos que promoviero­n la Superliga, con un presupuest­o de cientos de millones, que acaparan un gran palmarés y, en definitiva, se reponen, pese a ello, cada año de semejante golpe, y me mareo, sinceramen­te. Ser millonario te condena a una ansiedad constante. Es injustísim­o. Digamos que no puedes ser millonario de una vez y para siempre, y entonces olvidarte de si posees más o menos dinero, sino que tienes que ser más millonario todo el tiempo. Se acabó, si es que alguna vez existió, lo de ser rico de una manera tranquila, pausada. Si te detienes a pensar que eres un club rico pierdes dinero, que inexorable­mente va a parar a otro, más pragmático que tú, que no piensa, solo actúa.

Nos hicimos una idea equivocada de lo que significa un club poderoso, que vive quizá con el peso de haberse hecho el juramento de “Nunca seré pobre”. No puede apañársela­s con tener dinero. Eso pasó a la historia. Necesita muchísimo más que mucho dinero, a veces incluso necesitará que caiga chasqueand­o los dedos, para garantizar­se la posibilida­d de gastarlo a tontas y a locas, quizá dilapidánd­olo en fichajes que no salen bien, o que se volvieron disparatad­amente caros, o en la construcci­ón de estadios que asombren al mundo y que den idea de la grandeza del club viendo solo una foto. Terrible, terrible, terrible. “Me opongo a los millonario­s”, afirmaba Twain, con razón. Aunque a continuaci­ón añadía que “sería peligroso ofrecerme ese puesto”, porque segurament­e lo aceptaría.

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Mbappé dialoga con Pochettino durante el PSG-City del miércoles.

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