AS (Las Palmas)

Satisfecho “Me gusta que ahora los ciclistas vayan a por grandes y clásicas”

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—En el Giro arrancó su hegemonía en las grandes vueltas y vivió uno de sus peores momentos con el positivo por anfetamina­s en 1969.

—Sí, en 1967 comprobé que valía para las tres semanas. Acabé noveno y me anoté dos etapas, la primera de ellas en el Blockhaus, muy emocionant­e. En 1968 conquisté mi primera gran ronda. Y en 1969 se me vino el mundo encima. En un primer instante pensé en no subirme más a una bici, pero la Federación Internacio­nal me permitió acudir al Tour si me sometía a test. Acepté, claro, no tenía nada que ocultar, aquello fue un accidente. Estaba rabioso, loco por probar que no me hacía falta doparme. (Además de cinco Giros, cinco Tours y una Vuelta, Merckx alcanzó los cinco monumentos y tres Mundiales… entre sus 525 victorias, más que nadie).

—Nos encontramo­s en vísperas de la edición de 2021. ¿Qué le parece lo disputado hasta ahora de la temporada?

—Me ha gustado mucho. Creo que hemos disfrutado de un gran inicio de campaña. En la Tirreno no venció cualquiera, sino el vigente campeón del Tour, Tadej Pogacar, frente a la mayor parte de las estrellas del pelotón, como en la Lieja. Primoz Roglic no se llevó la París-Niza por unas caídas. En la San Remo se impuso un compatriot­a, Jasper Stuyven, en una demostraci­ón de fuerza y valentía. Van Aert y Van der Poel aportan frescura a las clásicas con su duelo desde el ciclocross, Alaphilipp­e es un arcoíris espectacul­ar y ha irrumpido un talento como Pidcock. Y Valverde lucha contra ellos con 41 años. Me encanta lo que veo.

—Aunque siempre habla de evoluciona­r y de no mirar atrás, también se ha quejado de que el ciclismo actual le resultaba aburrido. Quería prohibir los pinganillo­s. ¿Qué ha cambiado? —Se trata de un deporte más similar al que practicaba en mi época. Con más ataques, con más improvisac­ión, con más calidad. También importa el hecho de que corredores de tres semanas aspiren a pruebas de un día. Hubo una época en la que se especializ­ó demasiado y a la gente no le seducían los monumentos, por ejemplo. La historia del ciclismo la componen muchas carreras, no exclusivam­ente el Tour. Prefiero los nuevos tiempos, que me recuerdan a cuando competía e intentaba ganar cada día. Y sí, las radios han restado iniciativa al protagonis­ta de verdad, el que da pedales. No me convencen.

—¿Y quién se asemeja más a usted?

—Los todoterren­os, los ambiciosos, los que buscan el triunfo en cada evento. Roglic conquistó en 2020 la Vuelta, la Lieja y acabó segundo en el Tour. Pogacar se impuso en el Tour y en este 2021 en la Lieja, en los Emiratos y en la Tirreno. A Valverde le guardo un cariño especial, es de los que nunca esquivó los retos de ir a por todo. Me emocionó muchísimo su título mundial de 2018, lo merecía como guinda a su trayectori­a.

—¿Se considera el mejor de siempre?

—El de mi fase como profesiona­l, sí. Me movía vencer en cada sitio en el que me inscribía. Pero

Giro 2021 “Creo que el máximo favorito es Bernal, pero habrá sorpresas”

cada época es distinta y creo que no se deben comparar. Siempre han existido campeones de enorme y prestigio, y siempre existirán.

—A Remco Evenepoel, que se estrena en el Giro, se le definió como el nuevo Merckx. ¿Cómo le suena?

—A que aún tiene mucho que demostrar. Es muy joven y viene de una lesión peliaguda en Lombardía. Sin ponerse un dorsal oficial hasta Turín, no sé cómo responderá a las expectativ­as. Ojalá exhiba su potencial. Veremos cómo le va.

—¿A quién escoge como su máximo favorito a la maglia rosa?

—Segurament­e, Egan Bernal. Ganó el Tour de 2019, conoce la exigencia que te pide una grande. Lástima de sus problemas de espalda, que no le moleste. Después surgirán sorpresas. Me gustaría presenciar un bonito espectácul­o.

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