El futuro se escribe con A

Carlos Alcaraz no olvidará nunca el día de su 18 cumpleaños. Y no sólo por el cántico con el que le recibió el público de Madrid, ni por la pancarta desplegada en la grada de la central, ni por la tarta que le entregó Feliciano López… Todo esto lo recordará como el envoltorio de su mejor regalo, que fue el partido contra uno de los mejores de la historia, Rafael Nadal, a quien muchos ya comparan. Alcaraz es el futuro, ya veremos a qué nivel, no hay que ponerle esa presión. Pero Nadal, el número dos del mundo, todavía es el presente a sus 34 años, casi 17 más que el emergente murciano. Rafa le hizo a su compatriota el mejor obsequio posible, que fue tratarle con el mayor respeto como rival, para darle una lección de tenis: 6-1 y 6-2, en 77 minutos. Sinceramente, nadie esperaba que Alcaraz pudiera oponer resistencia, ni siquiera un marcador estrecho. El duelo fue, sobre todo, una fotografía de pasado, presente y futuro, tomada simbólicamente en la pista de Manolo Santana. La imagen, posiblemente, tendrá más valor dentro de los años, cuando uno esté retirado y el otro luche por el trono.

Alcaraz es todavía un proyecto, así que sobran las comparaciones. Ya habrá tiempo de hacerlas más adelante. Un tenista de enorme calidad, aún en el horno, que no pudo disimular los nervios de enfrentarse a su ídolo. La importancia de su eclosión, con algunos récords de precocidad, es que pone esperanza al porvenir del tenis nacional, que caminaba por una ruta bastante desértica detrás de Nadal. Últimamente, el deporte español muestra varios ejemplos similares. Como leí recientemente en una red social, el futuro se escribe con A: la del piloto de motos Pedro Acosta, la del ciclista Juan Ayuso, la del jugador de baloncesto Santi Aldama y, por supuesto, la del tenista Carlos Alcaraz. Cuatro nombres con una ilusionante proyección. El futuro puede esperar, pero ya está a la vuelta de la esquina.