El Espanyol sale a la calle: “normalidad” de Primera
1.800 pericos reciben al equipo: “No nos sentimos solos”
Como gladiadores que regresan a Roma después de una victoria en tierras lejanas fue recibido el Espanyol por unas 1.800 personas entregadas a la causa, vestidas de blanquiazul, con sus banderas al viento y con unas ganas de celebración de época pre COVID-19. La euforia se desató cuando el autocar, minutos antes de tocar las 13:00, asomó por la avenida Baix Llobregat de Cornellà. El ascenso del Espanyol fue una metáfora de libertad para sus aficionados.
“Os hemos echado de menos en el estadio, pero nunca nos sentimos solos”, confesó David López, quien lloró después de conseguir el ascenso en La Romareda, y fue quien abrió el turno de parlamentos. Los jugadores reían, abrían cava y otros mostraron una euforia colosal, como Keidi Bare: “Es el día más feliz de mi vida”.
La afición saltaba y lo celebraba, con cánticos como “Puado, quédate” o “Raúl de Tomás”, quien dijo unas palabras desde el teléfono, al estar en su casa en cuarentena al sufrir el COVID-19: “Gracias por acompañarnos en este camino. ¡A Primera!”, explicó mientras de fondo sonban ruidos de petardos y el humo se propagaba entre una nube de mascarillas.
El más comedido, pero el más certero, fue Vicente Moreno, cuya gigante imagen sobresalía de la enorme pancarta que había dispuesto el club para la ocasión: “Ya somos de Primera. Vosotros y los que estan aquí arriba, uno a uno,
Vicente Moreno “Vosotros sois los artífices. El año que viene nos volvemos a ver en el estadio”