AS (Las Palmas)

Laporta compra la variable del tiempo

- JUAN JIMÉNEZ @juanjimeni­sta

Reacción. Esta semana había que salir a la calle a ver qué pensaba la Barcelona culé. El batacazo contra el Inter y la caída contra el Madrid, afeada por una tremenda sensación de inferiorid­ad futbolísti­ca, con Kroos bailando sobre un equipo con mandíbula de cristal, hizo pensar en un momento caliente de consecuenc­ias impredecib­les. Por primera vez, se había visto a Xavi en una situación de debilidad real; y ese runrún de que Laporta nunca se ha creído al entrenador de Terrassa y de que le incomoda bastante que se haya saltado el escalón del filial que sí pisaron con éxito Guardiola (ascenso a Segunda B) y Luis Enrique (ascenso a Segunda), corría como un reguero de pólvora. Sin embargo, Laporta, que tiene buena cintura, se ha comprado de momento la variable del tiempo. Durante la semana, pues, se ha recordado la dificultad de los dos primeros años de Cruyff en la era Núñez o el inicio turbulento con Rijkaard, que iba encajando goleadas por media España. Como la historia cada uno la escribe a su manera, muchos han obviado que a Cruyff lo que le salvó fue la Copa del 90 porque si no estaba fuera; y a Rijkaard el mismo Johan, que le pidió a su amigo Jan cabeza fría después del 5-1 de Málaga. Sucede que, en aquellos años, y después de cuatro temporadas de sequía (1999-2003), el mensaje de Laporta después de llegar a la presidenci­a (“el primer objetivo es estar entre los cuatro primeros”) había sido bien recibido por la gente. Ahora no lo sostiene ni él, que admitió en la Asamblea que el socio ya no puede estar cinco años sin ganar como antes. Eso, sin olvidar que el Barça tiene que empezar a recuperar dinero como sea porque hay quien se queda con los 865 millones que ha vendido en derechos del club, pero por el camino tiene dos líneas de crédito más: una de 595 millones por diez años que firmó con Goldman Sachs para generar algo de liquidez, y los 1.500 millones aprobados por los socios para el Espai Barça. *

Esperanza. A pesar de esta carga y estas prisas económicas, sin embargo, el nuevo mensaje es que Roma, o sea los Barças imperiales, no se construyer­on en un día. Que con el primer Cruyff los jugadores no entendían ni los rondos, que Koeman jugó hasta de interior derecho hasta que se consolidó, que Laudrup no fue una estrella hasta que no encontró su magia de pasador; y que Xavi o Iniesta no fueron estrellas hasta los 25 y Gavi y Pedri son críos. Que el modelo Barça, en definitiva, es complejo y entenderlo es lento. Es posible, pues, que el proyecto de Xavi necesite tiempo. Y para eso, es necesario que el que se lo compra se crea el proyecto.

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