AS (Las Palmas)

Pole loca para Magnussen

El danés pone primero al Haas en una clasificac­ión marcada por la lluvia Sainz sale 5º al esprint y Alonso, 7º

- JESÚS BALSEIRO INTERLAGOS

Se puso a llover, Russell firmó otra pifia y la emocionant­ísima clasificac­ión de Interlagos terminó con ocho minutos de reloj corrido y un héroe inesperado, Kevin Magnussen. El danés logró la pole de su vida, la primera y probableme­nte la única, con una vuelta inesperada en su primer intento de Q3. Parecía una toma de contacto, algunos se la tomaron como tal, pero el piloto de Haas aventajó en dos décimas a Verstappen y en tres a Russell. Pero después de ese primer paso por meta que situaba a Sainz quinto y a Alonso séptimo, el joven George perdió el control de su Mercedes y lo entregó definitiva­mente, empanzado, a la grava del Autódromo. Salió la bandera roja.

La lluvia arreciaba, la pista se complicaba y nada se podría hacer ya en un asfalto cada vez más encharcado. Cuando se retomó la sesión, solo Hamilton y Pérez se asomaron con la goma intermedia, que nunca podría batir un tiempo en semiseco de la Pirelli lisa. Eso fue todo. Vaya chasco, pensaría cualquiera, pero los 60.000 aficionado­s brasileños que se dejaron ver por la tribuna aplaudiero­n la pole de Magnussen, y la alegría de Guenther Steiner, polifacéti­co jefe de Haas, como si la hubiera firmado el brasileño que ya no corre en la Fórmula 1. Ironías del destino, la parrilla del esprint de este sábado la encabezará un Haas y la cerrará el otro, el de Mick Schumacher, justo cuando suena con más fuerza que no seguirá en el Mundial la temporada que viene.

Fue una pena porque la vuelta de Sainz en la Q3 admitía correccion­es y había bastante margen todavía para la mejora. Aunque vistos los acontecimi­entos dentro del garaje de Ferrari, y las decisiones, el quinto puesto (más los cinco que tendrá de castigo en la parrilla del domingo por cambiar el motor) tampoco está nada mal: Leclerc fue el único que empezó la tanda final con neumáticos de lluvia intermedio­s, pero dos minutos antes de que el agua hiciera acto de presencia, así que pagó el pato y se quedó sin vuelta. Saldrá décimo a la carrera corta después de otra de esas ideas que nadie pensó dos veces en el muro de Maranello.

En cuanto a Alonso, el séptimo puesto sabe a poco. El asturiano estuvo delante con casi todos sus intentos y apuntaba a un top-5 ilusionant­e, quizás algo más, sobre todo si el asfalto se retorcía como anticipaba la climatolog­ía. Recordaba a Canadá o Australia, estaba particular­mente inspirado. Pero el accidente de Russell, sin consecuenc­ias físicas pero sí deportivas (amarró el tercer puesto, ya nadie mejoraría), marró cualquier intento de gesta con el Alpine. El día acompañaba. Pero el héroe fue Magnussen, aquel piloto que debutó en la F1 con un podio (Australia 2013, McLaren) y no había tenido un chispazo de genio hasta el día de ayer.

Determinan­te Russell provoca una bandera roja en Q3 justo antes de arreciar la lluvia

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Kevin Magnussen, incrédulo después de conseguir la pole para la carrera al esprint del GP de Brasil en Interlagos con el Haas.

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