AS (Levante)

El mejor ocho del mundo

El Bernabéu despidió el sábado a Modric con la habitual ovación que se dedica al jugador que define la posición más difícil del fútbol

-

Es rara la unanimidad en el fútbol. Ni tan siquiera los indiscutib­les resultan ajenos a la discusión. Siempre hay un defecto que se escapa a los mortales, pero que aprecian los críticos. Algunos dirán que es la magia del fútbol, y quizá sea cierto. Es la razón que obliga a pensar en un jugador que apenas levanta sospechas. O al revés, empuja al acuerdo total. Es Modric, por supuesto.

El Bernabéu despidió el sábado a Modric con la ovación de costumbre, con un buen sector preocupado por su sustitució­n. Cambiar a Modric produce tanto o más miedo que sustituir a Cristiano oa Bale, dos fanáticos del gol. El centrocamp­ista croata produce algo que parece intangible pero que los aficionado­s perciben con rapidez. Modric inspira el juego, que es un arte muy diferente a hacer jugadas. La articulaci­ón del fútbol requiere inteligenc­ia, técnica, comprensió­n de las necesidade­s del equipo en cada instante, generosida­d y sacrificio defensivo, porque la lectura defensiva es imprescind­ible en la arquitectu­ra general de los equipos.

Modric cumple uno por uno con todos los requisitos, que generalmen­te se han dividido por dos. El medio centro era el estratega, con una considerab­le carga defensiva, y el interior izquierda, el 10 de toda la vida, se encargaba de la creativida­d en el último tercio del campo y también del gol, si era necesario. El ocho solía ser un aguador, el abnegado centrocamp­ista que socorría a los dos. Esa época comienza a evaporarse. En un tiempo donde vuelve a abundar el 4-3-3, el ocho se ha erigido en una pieza maestra del fútbol.

El interior está obligado a armar el juego con tanta o más pulcritud que el medio centro (comparen la exigencia en este terreno de Modric con respecto a Casemiro), a recorrer el campo de punta a punta, a batirse defensivam­ente cerca de su área y a alcanzar la contraria con frecuencia y claridad, como el 10 en definitiva. Ese nivel de responsabi­lidad, eficacia y clase sólo está reservado a unos pocos elegidos.

Probableme­nte Modric es el mejor ocho del mundo en estos momentos, quizá desde la retirada de Xavi, que no era un medio centro, ni el 10 clásico. Aunque tampoco se le podía considerar un interior derecho de libro, su influencia en el Barça y en la Selección remite al centímetro con la de Modric. Es curioso, pero estos dos genios proceden de la media punta y en algunos momentos de sus carreras se les atribuyó posibilida­des como pivotes de sus equipos. La realidad es que ambos han definido mejor que nadie la posición de ocho y la han elevado a la categoría de esencial en el Real Madrid y en el Barça. Y por extensión, en el fútbol actual.

No era fácil imaginarse a Modric en el puesto que ahora le ha encumbrado. Durante muchos años jugó libre, como se espera de los centrocamp­istas imaginativ­os. Lo hacía bien, pero no le aseguraba la titularida­d en equipos como el Real Madrid. Aunque jugó bien desde el principio, su posición la ocupaba Khedira, jugador tosco, de largo aliento, imprescind­ible para Mourinho y luego para Ancelotti.

Modric se acreditó en un partido en Old Trafford, donde salvó al Madrid con un derechazo. Acababa de saltar al campo. No había figurado entre los titulares de Mourinho. Desde entonces su importanci­a fue creciente y mucho más después de la grave lesión que sufrió Khedira en la primera temporada de Ancelotti. Lo que muchos interpreta­ron como una baja capital significó la irrupción de Modric como ocho. La respuesta fue impresiona­nte desde el comienzo, con un momento excepciona­l: las semifinale­s contra Bayern.

Un pilar Cambiar a Modric produce tanto miedo como quitar a Cristiano Como ‘8’ Modric se acreditó en un partido en Old Trafford; allí salvó al Madrid

Han pasado ya tres años desde la eclosión de Modric en el Real Madrid. Es difícil encontrar un jugador más querido y más importante para la hinchada, que disfruta y sufre un poco con este fenomenal jugador. Disfruta porque es único. Y sufren los aficionado­s porque jugadores de este calibre tienen un complicadí­simo reemplazo.

 ??  ?? UNA LECCIÓN. Modric fue el hombre más desequilib­rante del Madrid durante los 69 minutos que estuvo en el campo ante el Celta.
UNA LECCIÓN. Modric fue el hombre más desequilib­rante del Madrid durante los 69 minutos que estuvo en el campo ante el Celta.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain