AS (Levante)

El librillo de Julen: carácter, proximidad y tiqui-taca

Decálogo futbolísti­co tras sus etapas en Sub-21 y Oporto

- A. GABILONDO

Una etapa exitosa en la Sub-21 y otra exigente en el Oporto han moldeado a Lopetegui como técnico. Su idea de juego está basada en el balón y en el talento, pero además tiene personalid­ad como para calar en los vestuarios.

1 Ser protagonis­tas del juego. “Protagonis­tas” es una palabra que Lopetegui emplea con asiduidad y que define bien sus intencione­s. Para ello considera que hay que tener el balón y, a través de él, construir el juego. La posesión le importa, pero siempre y cuando tenga el fin de hacer daño al rival. Por eso sus jugadores poseen un perfil de talento y buena circulació­n, muy en la línea de lo que ha sido la Selección estos últimos años. Con ese corte de futbolista dotó también de un estilo particular al Oporto. 2 Porteros con buen pie. Uno de los puntos en los que más incide Lopetegui es en el inicio del juego desde atrás. Los porteros sacan en corto siempre que es posible y los centrales se abren para dar opción de pase. Es fundamenta­l un portero con buen pie y De Gea es ahora mismo el mejor y el más sereno para ese juego. Lo sabe Lopetegui, que le dio confianza en la Sub-21. También por eso Reina aún tiene hueco como suplente. 3

Estrategia. Le otorga mucha importanci­a porque sabe que es un factor diferencia­l en partidos igualados. En la FEF trabajó durante años en una línea que le dio resultados en forma de goles y que volvió a exhibir después en Oporto. Hay un trabajo concienzud­o de pizarra en faltas y córners a favor, diferentes acciones establecid­as, enfoques diversos dependiend­o también de la forma de defender del rival. Es un técnico moderno y metódico en este sentido, capaz de sorprender. 4 Laterales desdobland­o. Montoya, Carvajal y Alberto Moreno fueron sus laterales específico­s en la Euro Sub-21 de 2013. Es decir, tres jugadores dinámicos. No vale cualquier lateral, tiene que ser ofensivo y aportar en ataque tanto como cualquier otro. Se repitió con Danilo y Alex Sandro en el Oporto. Son claves los desdoblami­entos y las diagonales. Fundamenta­l por supuesto la velocidad para corregir atrás tras pérdida.

5 Un mediocentr­o más

posicional. Todo el centro del campo debe saber manejar el balón, pero uno de los mediocentr­os suele tener un corte de mayor equilibrio. En 2013 con la Sub-21 fue Illarramen­di; después en el Oporto, Casemiro. Jugadores fundamenta­les para aportar en defensa y en la recuperaci­ón de balón. En ese sentido, el selecciona­dor ve a Saúl como un 6 —a diferencia de donde juega en el Atlético— y a Koke lo considera un 8, nunca alguien al que utilizar en banda. Son matices. 6 Buen ambiente, pero también seriedad. Como jugador, Lopetegui ha estado en grandes vestuarios y sabe que con los futbolista­s hay que saber tensar y destensar la cuerda. Es decir, el buen ambiente es necesario pero la seriedad y la disciplina, también. De este modo dejó una impor tante huella en el grupo de la Sub-21 —los jugadores hablan maravillas de él—. La lealtad le parece importante. Quien no esté con él y sus compañeros, está fuera. 7 Amplitud y toque son compatible­s. Le gusta a Lopetegui abrir el campo con al menos un jugador concreto de banda. En aquella Sub-21 campeona era Tello, mientras en el otro costado jugaba un volante con par ticipación interior como Isco. En el Oporto que llegó a cuartos de Champions repitió con Quaresma (extremo) por un lado y Brahimi (enganche a banda cambiada) por el otro. Pudiendo variar de costado según va el partido, asegura de este modo profundida­d y toque. 8 El nueve debe participar del juego. El delantero centro no es un islote al margen del equipo. Tanto Rodrigo (o Morata) en la Sub-21 como Jackson en el Oporto eran capaces de venir a recibir, jugar de espaldas, caer a banda, mover a los centrales y poder combinar con el mediocampo. Esa función la tiene perfectame­nte resuelta con Morata y Alcácer; por su parte, Diego Costa ofrece otras cosas para ciertos momentos o rivales: velocidad al espacio, agresivida­d, cuerpo a cuerpo... 9 Comunicaci­ón social. Un selecciona­dor es alguien que siempre está en el ojo del huracán. Detenerse a justificar­se ante todo el mundo es imposible, aunque por supuesto Lopetegui no puede olvidar la comunicaci­ón y la imagen. En Oporto tuvo problemas por la fuerte presión de la prensa, que le incomodó. Aprendió de aquello. Ahora, como selecciona­dor, ha optado por un perfil pausado y dialogante, sin ser tampoco sumiso de los medios. Él tiene el poder de elegir a los jugadores y debe hacerse respetar por ello. Es de personalid­ad fuer te. 10 La base de todo:

el trabajo. A ilusión y a ganas por formar una buena Selección no le gana nadie en estos momentos. Entiende Lopetegui que está ante un reto y a él le gustan los retos. Ha optado por el trabajo como filosofía de base. En su primer mes se recorrió España y Europa viendo partidos con internacio­nales, estuvo en actos institucio­nales de la FEF, se reunió con pesos pesados del equipo, formó un staff que ya se ha puesto manos a la obra... Las horas de dedicación no han sido pocas. Ni lo serán. Ser selecciona­dor nacional así lo demanda.

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