En busca de la gloria que se merece

Cesare Prandelli busca en Valencia la oportunidad de volver a levantarse una vez más. La última imagen internacional que dejó el técnico nacido en Orzinuovi está ligada a dos fracasos: el estrepitoso fiasco de la selección italiana en el Mundial 2014, donde cayó en la fase de grupos, y el negativo periplo en el Galatasaray, con ocho derrotas en 16 partidos. Sin embargo, es injusto acordarse de él solo por eso: también fue quien intentó darle a la azurra un estilo menos ‘italiano’, llevándola a ser subcampeona de Europa 2012 y quedando tercera en la Confederaciones 2013.

Su carrera vivió un viraje en 2004, cuando dejó la Roma que le acababa de fichar por la grave enfermedad de su mujer. Manuela falleció en 2007, cuando Cesare vivía su bonita etapa en la Fiorentina, la mejor de su carrera en un club. De viola logró, en cinco temporadas, dos cuartos puestos, una semifinal de la UEFA y unos octavos de Champions. En este verano estuvo a un paso del Lazio, que le sedujo y abandonó, y también sonó para el Inter. No pudo ser. Ahora el proyecto ché y la Liga parecen perfectos para su estilo, que siempre se destacó por un juego efectivo pero también bonito, casi a la española. Su señorío y sus capacidades merecen esa gloria que rozó varias veces, sin alcanzar nunca.