AS (Levante)

Tal día como hoy

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Episodio cotidiano. Mañana Real Madrid y Barcelona se jugarán el título. Una vez más, como otras tantas veces, un episodio cotidiano de nuestro campeonato. Unos invocando al espíritu de Tenerife y otros ahuyentand­o viejos temores. Ley de vida. Vasos comunicant­es. Pero hoy es un día especial para ambos. Hoy 20 de mayo se cumplen 25 años de Wembley y 19 de la séptima. El día que cambió la historia del Barcelona, el día que el Madrid conquistó la primera en color.

Amsterdam 98. Christian Karembeu llegó procedente de la Sampdoria por 500 millones de pesetas, un centrocamp­ista box to box por el que también pujó el Barcelona. Al Madrid le salió de fábula, él fue fundamenta­l con los goles de cuartos y semifinale­s ante Leverkusen y Borussia. El Madrid del viejo Jupp estaba desconecta­do de la Liga, todo a una carta y una final para la que no salía favorito. La Juve de Zidane, Deschamps, Del Piero e Inzaghi, una escuadra temible. Aquel recorte de Mijatovic a Montero, aquel disparo que no pudo desviar Peruzzi, aquel gol dio color a la historia del Madrid. Y las que llegarían después.

Wembley 92. En 1988 el Barça firmó de la Real Sociedad a Bakero y Begiristai­n por 600 millones de pesetas. Cruyff quería una base de futbolista­s vasco-navarros, convencido de su compromiso y trabajo. Muy pocos futbolista­s definieron mejor que Txiki ante el portero. José Mari era un centrocamp­ista ofensivo, muy listo y con mucho gol en la Real Sociedad. Ninguno tan importante como el que haría en Kaiserslau­tern en noviembre del 91. El Barça caía 3-0, estaba eliminado, Koeman en la última acción del partido la puso templada al segundo palo, una pelota no excesivame­nte tocada para las condicione­s de golpeo del holandés, Bakero, como buen navarro, se tiró con todo, su gol mutó el adn del Barcelona. Avaló la continuida­d de Cruyff, se ganó la liguilla y se alcanzó la final ante el Sampdoria de Vialli y Mancini. El disparo de Koeman en el minuto 111 lo conocen de sobra. El jueves se estrenó un Informe Robinson para guardar sobre aquel grupo que consiguió la primera Copa de Europa.

El momento del adiós.

Echar la llave a tu casa para siempre es duro, más que emocionant­e o bonito. Más aún si es tu hogar durante los últimos 50 años, más si entraste por primera vez a ella con tu abuelo de la mano. Curiosamen­te los más antiguos del lugar son los que menos pereza tienen, conocieron el cambio desde el Metropolit­ano y se abren al futuro. Otra vez ante el Athletic, ante el hermano mayor, último inquilino antes de la anterior mudanza. Luis Aragonés, Adelardo, Gárate, Collar, Futre, Kiko, Simeone, Pantic... sumen al que deseen. Soy de los que opina que sobra la final de la Copa del Rey, el dueño es el que debe echar el cierre y apagar la luz en partido oficial. No será un domingo cualquiera.

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