Nueva pitada al Himno y huecos en la grada
En el bando culé sobró papel, en un partido con mucha seguridad
Controles Hubo tres cordones y retardaron la entrada de algunos aficionados
La final de la Copa alberga en los últimos tiempos una censurable tradición: se vienen repitiendo un puñado de enfrentamientos entre el Barça y un adversario vasco (habitualmente el Athletic, y esta vez el Alavés) y cuando asoma el Rey Felipe VI por el palco y suena el Himno nacional, se desata la pitada. Otra vez se repitió la imagen: 48 segundos de música de viento. El paisaje nuestro de cada día en un partido con menos ambiente que en otras ediciones por cierto absentismo culé y muchos huecos en la grada. Al inicio se desplegaron dos tifos gigantes en cada parte del campo. Los albiazules se hicieron notar más. El club culé no agotó su cupo: sobraron más de mil entradas. Del lote federativo también quedó papel.
Las autoridades se fueron acomodando en el palco y se pudo ver por el bando azulgrana, que ejercía de local, al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Sí era más nutrida la representación albiazul, encabezada por el lehendakari, Iñigo Urkullu, más el diputado general de Álava, Ramiro González; y el alcalde de la capital alavesa, Gorka Urtaran. También asistieron, entre otros, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Méndez de Vigo; el reelegido presidente de la RFEF, Ángel María Villar; el Seleccionador, Julen Lopetegui; el mandatario de la AFE, Luis Rubiales; y el presidente del COE, Alejandro Blanco.
Las medidas de seguridad desplegadas fueron las más estrictas de la historia del fútbol español. Un total de 2.500 agentes tomaron el entorno del estadio. Colocaron alambradas para impedir cualquier tránsito de vehículos pesados y había tres cordones de seguridad. Se fueron cortando calles por tramos: cada uno abarcaba seis puertas y junto a la entrada se debía presentar el DNI y ser sometido a cacheos, que provocaron aglomeraciones y demoras para entrar. Los vitorianos aterrizaron en animada kalejira (callejeo festivo) desde la Fan Zone, un hormigueo de gente impresionante.
Altercados.
Se dio una convivencia de lo más sana durante toda la velada. Nada más un “puto Alavés” tras una dura entrada babazorra. Tan sólo hubo que lamentar un par de fechorías antes de arrancar. Cinco Boixos Nois fueron detenidos acusados de asaltar un comercio chino en la ronda de Toledo, próxima al estadio. Y otros trece radicales fueron identificados por este incidente. Además, a las 17:30 horas, unos 20 seguidores descontrolados del Barcelona se enfrentaron y golpearon a media docena de aficionados alavesistas junto a la boca de metro de La Latina.