AS (Levante)

‘La Leyenda de Siete Pulmones’, el 8 de junio en el Club Antares

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■ La Fundación Cámara de Sevilla acogerá el próximo 8 de junio a las 20:00, en el Club Antares de la capital hispalense, la presentaci­ón de las memorias Luis del Sol. La Leyenda de Siete Pulmones, escritas por Ricardo Hurtado Simó. En el acto intervendr­á, entre otros, el director de AS Alfredo Relaño. Del Sol llegó al Betis

procedente del Utrera en 1953 y fue traspasado al Real Madrid en 1960 a cambio 6.500.000 pesetas. Dos años después sería vendido a la Juventus

por 35 millones de pesetas. El centrocamp­ista jugó ocho temporadas en Turín, otras dos en el Roma y volvió al Betis para vivir la última campaña de su carrera, la 72-73. Con la Selección española acudió a los Mundiales 62 y 66 y fue campeón de Europa en 1964. —A usted también le querían mucho en Turín.

—Quizá di motivos. Hay una anécdota, de cuando estaba cerca mi adiós a la Juve. Estábamos en el bar de la estación de Genoa, de vuelta tras un partido en el que había marcado yo el 0-1. Los directivos me miraban mientras hablaban y me acerqué a ver qué pasaba. “Nada, Luis -me contestaro­nque es una pena que pasen los años y desaparezc­an los jugadores como tú...”. Yo sabía que me tenían aprecio. Giordanett­i, uno de esos directivos, tenía una fábrica de ropa y todos los años antes de irme de vacaciones me regalaba ropa a medida.

—La afición del Betis le llamaba

‘El Gordito de El Empalme’ (su barrio en Sevilla).

¿Por qué aquel apodo de Settepulmo­ni (siete pulmones) en Italia?

—Pues vino un periodista alemán, dividió el campo y puso a siete personas por el césped para cronometra­rme mientras corría. Se sorprendie­ron. Decían que era extraterre­stre... ¡Pero yo también me cansaba! Me acuerdo de que Alfredo (Di Stéfano) me gritaba algunas veces: ‘Luisito, vente al mediocampo que estoy hirviendo’. Menos mal que Alfredo era una fiera y al momento me decía: “Ya puedes hacer lo que quieras, que estoy nuevo”.

—Allí en ocho años ganó una Coppa, un Scudetto y una Copa de los Alpes. ¿Cómo es que no obtuvieron más títulos?

—La Juve era un gran equipo, pero nos pilló una época con otros clubes italianos de nivel altísimo como el Inter con Mazzola, Jair, Corso, Suárez... El Milán de Altafini y Rivera o la Fiore. Daba la sensación de que nosotros nos conformába­mos con poco, y eso que todos los

bianconeri éramos internacio­nales: Gori, Cástano, Sarti... Yo sufría porque pensaba que podíamos dar más.

—Y tras estar ocho años vistiendo de bianconero, se marchó al Roma.

—Boniperti, exjugador ya entonces y hombre de confianza de los Agnelli, me habló claro: “Luis, a todos nos llega la hora y pretendemo­s hacer un equipo bueno y joven. Si quisiéramo­s ganar la próxima Liga te quedabas y fichábamos a Luis Suárez, pero entonces habría cambiar otra vez el verano que viene...”. Yo le respondí que no me iba a ir cualquier lado, que para eso me volvía a España. Pero el Roma era importante.

—¿Muy distinto a la Juve?

—Todos son distintos a la Juve, por algo la llaman la ‘Vecchia Signora’ (Vieja Señora). La Juve mira por la cantera, ficha a gente joven, cuida los detalles. Su filosofía es especial. Los demás se gastan dinerales y están hechos una pena. Como el Inter y el Milán en los últimos años.

—¿Y la Juventus de hoy?

—Sin quitarle méritos, ahora no tiene rival en Italia. Es un gran equipo. La vi la última jornada de la Serie A. Muy segura en defensa, jugando al primer toque, con gente arriba que te hace un gol en cualquier momento. Dybala la metió por la misma cruz. Y con una fe ciega: como se pongan por delante...

—¿Tanta diferencia hay entre Italia y España?

—Más que en mi época. La mentalidad italiana es muy buena. Faltando un segundo te hacen un gol. De hecho, hay pocos delanteros natos que hayan destacado en Italia, porque los defensas no se despistan nunca. El Atlético de Madrid es un referente de cómo son muchos equipos allí: chocar, agarrarte, meter el pie o darte una patada cuando hace falta, desplazar la pelota... mucho oficio. Lo que no se puede es perder partidos de manera tan tonta como el Betis.

—Su Betis, donde volvió para acabar la carrera.

—Al salir del Roma, 37 años tenía ya, Di Stéfano me dijo que me fuera con él al Valencia, al que entrenaba, pero me llamaba mucha gente desde Sevilla pidiendo que regresara al Betis. Cuando volví, el equipo era muy joven y eso nos costó el descenso a Segunda. Me dio mucha pena despedirme del fútbol así.

—Pero la Ciudad Deportiva verdiblanc­a lleva su nombre.

—Es un orgullo y estoy agradecido de que le pongan mi nombre, pero no quiero pasar por tonto: con esa afición que es para comérsela y que el equipo esté todos los años regular o mal... El otro día tuve hasta que quitar el partido contra el Sporting y poner a Nadal, de la rabia que tenía. Pero me sigue tirando mucho el Betis, fue el que me dio a conocer en España, luego Italia...

Apodo “Un alemán me puso lo de ‘siete pulmones’; yo sí que me cansaba”

La Juve “Un gran equipo y con una filosofía especial; cuida los detalles”

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