LA COPA AL CIELO DE CARDIFF
salida sorpresa en la que Kroos, Benzema y Cristiano llevaron la pelota de una banda a otra descolocando a la zaga italiana. La aventura llegó hasta Carvajal, cuyo envío raso lo cruzó Cristiano al primer toque. Un buen gol pero también una mala explicación de la inferioridad madridista.
La Juve, con un gran cinturón industrial alimentado por Alves y un Mandzukic en modo boina verde, retomó de nuevo el choque desde la visión panorámica de Pjanic. Tuvo efecto inmediato con el gol de Mandzukic, que controló con el pecho de espaldas a puerta y sin retrovisor y sin dejar caer el balón lo colocó en el palo más desprotegido de Keylor. El partido se jugaba sobre el plano que llevaba la Juventus, que sin la pelota era Fue la imagen más emocionante del postpartido, Ramos levantando la copa al cielo de Cardiff junto a sus compañeros. El Madrid ha alzado tres de las últimas cuatro disputadas... Nadie repitió dos años seguidos desde que la competición se juega con el nuevo formato. menos de lo esperado y con ella mucho más. La Juve fue cogiendo cuerpo desde la banda izquierda, donde Alex Sandro fue escopeta de repetición y Mandzukic una molestia de gran tamaño. Afortunadamente para el Madrid ni Dybala ni Higuaín se sumaron a la causa.
Del vestuario volvieron otro partido y otro Madrid. Modric, Casemiro y Kroos se tragaron al centro del campo de la Juve, Marcelo fue un brazo armado por la izquierda e Isco, un conducto de ventilación enorme. Reapareció el gran Madrid, con motor y carrocería, dominante, largo por las bandas y con la ambición que le ha llevado hasta aquí desde hace sesenta años. En tres minutos despachó el partido. Cuando Casemiro lanzó un pelotazo desde 30 metros que tras tocar en Khedira superó a Buffon de la Juve devastadora ya sólo quedaban los restos. Aturdida por ese segundo golpe tomó el tercero, de Cristiano, en envío de extremo de Modric, que toca todos los instrumentos. El portugués marcó diez goles entre los cuartos y la final, agrandando su leyenda de gran escalador en las grandes cimas.
Allegri pidió un paso adelante con los cambios, pero Cuadrado y Marchisio entraron para auxiliar a un cadáver. Para entonces el Madrid ya estaba en Cibeles, adornándose con el gol de Asensio, brindando por sus doce copas, los doce apóstoles de su marca.