El penalti de Alejo frustró el sueño de la marea celeste
Perdió con el Zaragoza en una movilización récord
En 94 años de historia el Celta nunca ha levantado un título. La vez que más cerca estuvo de romper esa maldición fue en 1994, con el Vicente Calderón como escenario. La final de aquella edición de la Copa del Rey enfrentó al potente Zaragoza de Víctor Fernández con el humilde conjunto vigués. El equipo que dirigía
Txetxu Rojo era todo corazón y la ilusión de aquel grupo de futbolistas había contagiado a su afición. Con el “¡Sí, sí, sí, nos vamos a Madrid!” como grito de guerra, desde Galicia acudieron 20.000 seguidores, un desplazamiento récord que el celtismo no ha vuelto a igualar. Todo se decidió desde el punto de penalti y ante Andoni Cedrún, falló Alejo.
Era el segundo año consecutivo del Celta en Primera tras haberse ganado en los 80 el apelativo de equipo ascensor.
La estabilidad llegó con el pragmatismo de Rojo y los goles de Gudelj. El bosnio era el killer de un sólido bloque que contaba con defensas de raza como Patxi Salinas y Otero, y el portero con mayor proyección del fútbol español, Santi Cañizares.
Los celestes habían roto los pronósticos en semifinales apeando al Tenerife de Valdano, mientras que el Zaragoza se presentó en la final después de eliminar al Betis, de Segunda, que en cuartos se había cargado al Barcelona.
El alabado juego maño con Nayim, Poyet, Higuera y compañía, se estrelló con el muro olívico en la final. Incluso los celtiñas asumieron el mando cuando pasado el minuto 90 el Zaragoza se quedó con diez por la expulsión de Santi Aragón.
No hubo goles y a los penaltis se llegó al quinto lanzamiento sin ningún fallo. Entonces, Alejo le pegó al suelo y la marea celeste despertó de su sueño a orillas del Manzanares.