Monchi, el viaje largo, el morbo..

En cuanto Totti sacó la bola, “Atlético de Madrid (ESP)”, directa al Grupo C, en Mónaco, Madrid y Londres un nombre. Diego Costa. Allí en ese Grupo ya había un equipo, el campeón inglés del Bombo 1, el Chelsea. La bola, el morbo, la inquietud porque la Champions termine de estallar un fichaje que no llega. Sólo sería la primera piedra de un grupo difícil, ese que espera en la fase de grupos de la Champions 2017-18 al Atlético. Porque el siguiente sería el Roma

(sonrisa de Totti), el Roma de Dzeko, el goleador del Calcio

(29 goles la temporada pasada), un Roma en reconstrucción, un Roma de Monchi.

Un peligro. Como a peligro suena Qarabag. Nombre de un debutante en la Champions, también su viaje más largo. Y una constante para el Atleti. Como antes fueron Rostov, en Rusia, la temporada pasada, (0-1) y Astana, en Kazajistán (0-0).

Q arabag es equipo de Azerbaiyán, frontera con Irán, similitud con Astana: si aquel se había movido de ciudad buscando el centro del país, mejores comunicaciones, al Qarabag lo movió la guerra. A Agdam, la suya, la destruyó la Guerra, lo movió a Bakú. Ahora pone en el mapa Champions a un país, Azerbaiyán, que ya llevó muy lejos el Atleti. Hasta la final de Lisboa precisamente, cuando su nombre era la publicidad en la camiseta rojiblanca. Aquella, la última que vistió Costa. Azerbaiyán, de nuevo en una historia que une a Atleti y Chelsea con Roma invitado, la de la Champions 2017-18. Los pasillos del Wanda no estarán aún del todo acabados, pero en ellos ya puede oírse esa frase. “Dale, dale, dale…”. Los octavos son un reto. Ojalá los juegue Costa con camiseta nueva. La de los zarpazos.