Froome y su amigo fiel
Resistió a Nibali y Contador Ganó Majka Hoy, más montaña
Contador y Nibali volvieron a enseñar sus aguijones a Froome en La Pandera, pero el maillot rojo tiene el antídoto para el veneno. El líder no se cebó ante los picotazos de sus rivales y neutralizó los ataques, a su ritmo y sin obsesiones. Incluso se permitió una arrancada en la parte final, aunque fue el Tiburón quien cazó luego los cuatro segundos de bonificación que todavía estaban en liza y ahora se coloca a 55” en la general. Por delante habían entrado dos alados escaladores: Majka, que remató triunfal la escapada del día, y López, que volvió a volar con la capa de Superman y con el Dorsal AS.
El aperitivo de La Pandera había sido un paso por las rampas infernales de Valdepeñas de Jaén, que recibió a la Vuelta en plenas Fiestas del Santísimo Cristo de Chircales, en el Día Grande de la Feria. Una cuesta que empieza en la calle Vilches, continúa por las pendientes al 27% de Las Farjas y culmina en El Chaparral. Un durísimo tramo de un kilómetro, entre casas encaladas, inundado por el fiel público valdepeñero. Por ahí pasaron los fugados con cerca de dos minutos. Y luego el pelotón, impulsado por Enric Mas.
En esa escapada, que aglutinó a diez corredores, rodaba Majka, un ciclista de prestigio: tercero en la Vuelta en 2015 y dos veces ganador de la Montaña en el Tour (2014 y 2016). El polaco había arrancado la carrera con unos problemas intestinales que le impidieron pujar por la general. Se rehízo de la flojera y hace justo una semana, en el Xorret de Catí, casi alza los brazos, pero eligió a un mal compañero de viaje: Alaphilippe. En esta ocasión quien cabalgó a su lado fue su gregario Konrad, que depositó al jefe en las faldas de La Pandera.
Majka comenzó a subir con un minuto y medio sobre los gallos y llegó con 27 segundos sobre Superman López. En un puerto como el jiennense, 12 kilómetros al 13% de pendiente media, con varios tramos expuestos al viento, otros aventureros habrían sucumbido ante el aliento de los hombres de la general. Pero el polaco no es un ciclista más, sino uno de los mejores escaladores del pelotón. Su victoria le desquita de una campaña aciaga en las grandes rondas, marcada por su abandono en el Tour por una caída en el descenso de La Bicha.
La Pandera hizo pupa en el top-ten. Chaves fue el primero en moverse, bien replicado por Contador y Nibali, pero pagó el esfuerzo. Ya no sube con la frescura de la primera semana. Y así se refleja en la clasificación: ha bajado de la tercera a la quinta plaza. Por delante se han colado Kelderman, un ejemplo de regularidad, y Zakarin, que adquiere solidez con el paso de los días. Ambos llegaron junto a Froome y Nibali. El cajón es su objetivo realista. Una meta más lejana, después de ayer, para Aru, Woods y De la Cruz, que cedieron más de un minuto.
Contador y Nibali abrieron cierto hueco, pero una cualidad de Froome es que nunca se obceca con las ruedas rivales. Su fiel amigo el potenciómetro le guía el ritmo de caza. Los cuatro segundos que arañó el Tiburón son un escaso botín. Contador, ni eso: cedió 6 segundos en el acelerón final. Otra fecha tachada en el libro de ruta, donde hoy se abre un nuevo capítulo: la Hoya de la Mora (Sierra Nevada). Una jornada corta y explosiva, con los exigentes Hazallanas y Purche. Una etapa tremenda. Apta para más aguijonazos.