AS (Levante)

El enfado de Roig y la adolescenc­ia del club amarillo

- SEGÚN JAVI MATA

Razones de la reacción de Roig

El Villarreal no es un club al uso, no es un club como lo son la gran mayoría de clubes de nuestro fútbol. Este Villarreal, el que desde hace casi 20 años compite entre los mejores en España y Europa, es un club creado por una persona. Es un club de autor. El Villarreal es el sueño irreal e irracional que Fernando Roig parió un día, con una idea que parecía más un delirio que una realidad. Roig con lo bueno y lo malo es el Villarreal, él lo ha hecho a su imagen y semejanza, construyén­dolo desde un club que se resistía a duras penas a bajar a Segunda B y un ciudad que cuenta con 50.000 habitantes.

Roig ha sido el padre que ha criado a la criatura desde que nació para el fútbol de élite, ese padre que lo podía todo y que solventaba todos los problemas. Por ello esta primera época ha sido siempre una ilusión constante, un disfrute eterno, un Disneyland­ia sin fin, para una afición y un entorno que se fregaba los ojos cada día al despertars­e. Pero ese niño que siempre era feliz, es ya un adolescent­e, ya ha crecido y lo ha hecho acostumbra­do a lo mejor.

La mayoría de lo aficionado­s menores de 30 años, han crecido viendo a su equipo jugar contra los mejores y compitiend­o con ellos de tú a tú. Y los mayores de esa edad, han cambiado su equipo de primera por el de su pueblo o su provincia, viendo en casa lo que soñaba viendo por la tele. Ello ha hecho que la exigencia sea mayor, que no valga ya lo que antes era un milagro, una alegría. En el entorno amarillo lo que en otros lugares es la excelencia, ya no sirve, aburre o lo que es peor: no motiva. Una percepción normal, lógica y habitual en el fútbol.

El problema es que el Villarreal no tiene una base social, histórica y económica, que pueda sustentar un club dividido. O se va todos a una, o el milagro amarillo no tiene futuro. Roig se resiste a que la gente no entienda que lograr lo que se logra cada año estando en la línea de salida

Esencia El Villarreal no es un club al uso, es un club de autor, su sueño

es un milagro, y que además puedas competir con los mejores, todavía lo es más.

Pero ese es un problema que ha creado el mismo, criando un hijo que vive en una burbuja de cristal. Por ello se enfada, no entiende las críticas, pero sobre todo no entiende que no se apoye al equipo cuando lo pasa mal. Por eso se enfadó el domingo, como se enfada un padre con un hijo que le responde y no valora lo que tiene.

Roig ya tiene un club adolescent­e, que le da más dolores de cabeza y que deberá saber manejar. El club ha crecido y tiene la exigencia de los grandes, pero debe afrontar todo eso sin muchas cosas que los grandes sí tienen. Una diferencia que Roig piensa que con un entorno sin ilusión, sin paciencia y con esa sensación de hastío, nunca se podrá equilibra

Mientras que los aficionado­s puede que viendo a Roig enfadado, se den cuenta que de papá Roig no es Supermán, como lo es un padre para un niño. Y que también lo pasa mal, se equivoca, se enfada y mete la pata. Lo que todavía hace que tenga más mérito que siendo tan normal, haya logrado un milagro como el amarillo.

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