AS (Levante)

La implacable ley de Messi

El argentino gobernó el partido con la Juve con dos goles y una exhibición ● Rakitic, de dulce, volvió a marcar ● El Barça de Valverde sigue creciendo

- SANTI GIMÉNEZ REMATES REPORTAJE GRÁFICO FERNANDO ZUERAS, RODOLFO MOLINA Y GORKA LEIZA

La versión más maradonian­a de Leo Messi volvió a imponer su ley implacable y el Barcelona debutó en la Champions League derrotando a la Juventus por 3-0. Siempre ha sido Leo el factor diferencia­l del Barcelona, pero pocas veces con la incidencia que tiene ahora con Valverde, un técnico que está sacando lo mejor del argentino. Lleva tiempo La Pulga ejerciendo un poder sobrenatur­al y totalmente dominador sobre el juego que le sirve para determinar que los partidos sean lo que él quiera. Ni más ni menos. Messi decide cuándo se acaba el partido, cuándo se archiva, cuándo se corre para atrás y cuándo se guarda la pelota. Y cuándo se deciden.

Ante la Juve anotó dos goles, dio un recital de pases, hizo la jugada del gol de Rakitic y estrelló un balón al palo, el quinto esta temporada. La ley de Messi no está al alcance ni de Buffon, uno de los pocos porteros que jamás había encajado un tanto del argentino y que asistió impotente al recital del ’10’ blaugrana.

Más allá de la figura de Messi, el Barça de Valverde sigue superando pruebas. Tras ganar los tres primeros partidos de Liga ante rivales manifiesta­mente más inferiores que el conjunto blaugrana, le faltaba al conjunto culé una prueba de fuego. La Juve llegaba pintiparad­a para determinar el verdadero nivel de los catalanes. Era una piedra de toque de nivel. Y tras una primera parte de tanteo, el Barça se comió al subcampeón de Europa en la segunda ante un conjunto que, además, era el equipo que les apeó de la máxima competició­n continenta­l el curso pasado.

En una lección de pragmatism­o que le aleja de nefastos inventos anteriores, Valverde volvió a apostar por no tocar lo que funciona y apenas hizo cambios en la alineación. El cuento ese de que Iniesta necesita descansar y no aguanta tres partidos seguidos queda definitiva­mente en el olvido. Tras jugar dos encuentros con España y el derbi ante el Espanyol, el de Fuentealbi­lla volvió a ser titular para liderar a un Barcelona donde la única novedad fue que Dembélé ocupó el puesto de Deulofeu.

La primera parte fue más de la Juventus que del Barcelona y Ter Stegen, el sostén de un equipo que pese a tener la posesión, sufría ante los contragolp­es de los italianos.

Esta igualdad la rompió Messi en el último minuto de la primera mitad con el que podría considerar­se el primer gol del nuevo tridente. Dembélé condujo el contragolp­e, se asoció con Messi que hizo un pared con Suárez y el argentino batió de tiro cruzado a Buffon. La Juve se fue al descanso con un trágico cambio de escenario respecto a sus intereses.

En la reanudació­n, el Barça ya no dio opción a los de Allegri y dominó el partido de cabo a rabo. Messi disparó al palo en un primer aviso, Rakitic marcó el 2-0 tras una nueva cabalgada del argentino y de nuevo Messi anotó el tercero liquidando el partido al filo del minuto 70. Un ejercicio de eficacia.

Lo que restaba de encuentro fue un ejercicio en el que a ratos el Barça se durmió y la Juve, gracias a la entrada de Bernadesch­i, pudo marcar pero donde también se dieron jugadas que pudieron llevar a los de Valverde a la goleada como el tanto anulado a Suárez.

En todo caso, una demostraci­ón de que este Barça de Valverde y de Messi sigue creciendo a cada partido que juega y que sigue asegurando tres goles a favor sin recibir ninguno en contra. Y esta vez, contra toda una Juventus, con bajas, sí, pero incapaz de poner una enmienda a la ley de Messi.

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