Kokoskov y la tormenta perfecta

La tormenta perfecta rugió desde el salto inicial y no amainó hasta que, calado hasta los huesos, el campeón entregó su corona.

Eslovenia hizo lo que no sabíamos si podría: jugar en semifinales y contra España como lo había hecho durante todo el torneo. La suma de las partes por encima del todo, los problemas de confección ocultos bajo capas de un inmejorable plan de juego. Todos los caminos apuntan a

Igor Kokoskov, un técnico de 45 que en 2004 ya ayudaba a ganar anillos de la NBA a los

Pistons. Sublime Eslovenia.

España, hacía mucho que no le pasaba, fue zarandeada por un rival superior que borró sus señas de identidad e hizo que sus defectos fueran más determinantes. Se tiró desde donde Eslovenia quería que se tirara, se botó donde Eslovenia quería que se botara… las dudas anidaron en el primer tiempo y eclosionaron en el segundo. Sin reacción. Todos los males en carne viva: la falta de tiro, la rotación corta en posiciones clave, la edad de Pau Gasol, el tiro de Ricky, los enredos en el juego FIBA de Marc… España perdió con justicia contra un equipo que fue mejor. Cuesta creerlo, tan mal acostumbrados estábamos, pero sucede. Queda un pasado glorioso, un futuro que siempre está por escribir y una lucha por el bronce que no es poco aunque ahora nos lo pueda parecer. Tan mal acostumbrados estábamos.