Un Bogdanovic mágico conduce a Serbia a la final
Shved, heroico, dio guerra ● Los de Djordjevic buscan su primer oro
Mañana habrá nuevo campeón del Eurobasket. Serbia y Eslovenia, que nunca han ganado el torneo con su actual denominación (el último título de Yugoslavia fue en 2002), jugarán una final inédita, de reminiscencias
plavis, que apunta a día grande del baloncesto.
Completando un gran ciclo, los serbios, actuales subcampeones del mundo y olímpicos, han alcanzado la final con una lluvia de bajas. La obra de Sasha Djordjevic es gigantesca. Su último obstáculo, Rusia, quiso vender cara su derrota desde un racheado tercer cuarto en el que frenó una sangría que parecía imparable (41-57) y se acercó a un 52-57 que preocupó sobremanera al técnico. Serbia tuvo otro arreón (52-64) con una muy mala noticia. Stefan Jovic, jugador capital para los balcánicos, se lastimó el tobillo derecho a 1:12 del final del tercer cuarto y quedó fuera del partido. Ojo a esa lesión con vistas a la final.
El plan de Rusia en el partido no tuvo secretos. Shved acaparó todo el juego. Se diría que hasta lanzó en demasía, obligado por la poca compañía que tuvo de Mozgov, si bien Vorontsevich y Khvostov le hicieron alguna cobertura. En Serbia, Bogdanovic sí encontró un socio en Marjanovic, jugador muy mejorado que ha ganado habilidad en el pase, que se manejó bien en la pintura.
Sin rendirse. Rusia jamás se rindió en la semifinal. Pese a tener resultados dramáticos en el tercer cuarto que anunciaban un final temprano de partido (41-57 y 52-64), Shved tuvo un comportamiento heroico y resistió (73-75, minuto 36). Entonces apareció Bogdanovic que, como los aleros de otra época, en vez de jugarse un triple tiró de fundamentos para firmar dos canastas de cuatro metros finísimas, muy plásticas, que pusieron la guinda al pase a la final de un equipo admirable.