AS (Levante)

Fiesta y billete al Mundial

España aprovechó el tropiezo de Italia ● La Selección de Lopetegui firmó un primer tiempo formidable ● Marcaron Rodrigo, Isco y Thiago

- ARITZ GABILONDO

Alomos de un Isco imperial, la España de Lopetegui convirtió la división inicial en Alicante por el asunto Piqué en una certeza incuestion­able, aquella que sitúa a este grupo de jóvenes jugadores en el Mundial por méritos propios y con un juego extraordin­ario. Objetivo cumplido. El plebiscito en torno al central mutó en una admiración generaliza hacia un equipo que con su fútbol es capaz de solventar conflictos políticos. Con una media de apenas 26 años, los ‘Lopetegui Boys’ zarandearo­n a la Albania de Panucci en un primer tiempo formidable y ya tienen el pasaporte mundialist­a.

Por momentos España volvió a funcionar como en los mejores tramos de las épocas doradas. Lo que en su día eran Iniesta, Xavi o Villa lo fueron esta vez Isco, Thiago o Rodrigo. Los tres marcaron y no es casualidad, porque con Lopetegui este tipo de futbolista­s han pasado de soldados en la Sub-21 a coroneles en la Absoluta. Isco es eso y quizá más. Su naturalida­d para pintar obras de arte abrió el armario albanés y Rodrigo lo aprovechó para anotar como solía hacer en La Rojita. Nadie contaba hasta hace poco con él como posible nueve de España salvo Lopetegui, que lo tiene como uno más de esa lista que en principio lideran Morata y Diego Costa.

Aquel aroma a fútbol fresco y crujiente embriagó enseguida al resto. Entre Silva, Koke y el propio Isco tejieron la mejor jugada del partido, culminada por el madridista en el 2-0. Fue el reflejo de La Roja más plural, que anoche tuvo jugadores de Madrid, Barça, Atlético, City, United, Bayern, Real Sociedad y Valencia en el once titular. Ocho clubes.

Primos. El mariposeo de Isco hizo tanto daño por la izquierda como las picaduras de Odriozola por la derecha. Estuvo fantástico el debutante de la Real y además regaló con un gran centro el tercer tanto a Thiago. No es fácil que dos primos marquen en un mismo partido pero así ocurrió con él y Rodrigo, como tantas veces jugando juntos de niños en Galicia.

A Albania no le quedó otra que pedir la cuenta, pese a un remate al larguero de Llullaku. El partido y el resultado pertenecía­n a España y sólo el cambio de Piqué alteró el ambiente de un segundo tiempo narcotizad­o. Hubo pitos y también aplausos, quizá más, para cerrar temporalme­nte uno de los capítulos más difíciles de los últimos tiempos en la Selección. La amarilla que vio le impedirá jugar la última jornada en Israel, igual que la de Silva.

Albania asistió a todo aquello con la timidez de no atreverse a levantar la mano. Sadiku, eso sí, remató de nuevo al palo cuando España esperaba noticias del partido de Italia. Y llegaron. El empate inesperado de Macedonia coloca a la Selección en Rusia. La primera piedra de un largo camino. El inicio de un sueño que con esta Selección, la de Alicante, la de Piqué, la de todos, es posible que acabe en final feliz en el Mundial. Por qué no.

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