Nadal abruma a Kyrgios y alcanza los 75 títulos
El español suma seis en 2017, cifra que no alcanzaba desde 2013
Rafa Nadal es insaciable. En la final del ATP 500 de Pekín destrozó al australiano Nick Kyrgios, al que hizo correr de un lado a otro de la pista hasta sacarle de quicio. Así ganó su segundo título en la capital china, el sexto del año y el 75º de su carrera. Esta semana juega en Shanghai.
Aunque él lo niegue, Rafa Nadal es insaciable, no se cansa de perseguir la gloria con una mentalidad y un hambre de triunfo que le convierten en el jugador más singular de la historia del tenis en ese sentido. Ayer venció por 6-2 y 6-1 a Nick Kyrgios en la final de Pekín, la 110ª de su carrera, y levantó un título, el sexto de 2017, que supone para él una cifra total redonda e impresionante: 75.
En 2005 debutó en el torneo chino con 19 años y lo ganó ante Guillermo Coria. Doce largas y duras temporadas después, en su cuarta final allí donde también fue campeón olímpico y número uno por primera vez en 2008, repitió victoria. Un dato que habla de su inquebrantable determinación. Hace cuatro años que no ganaba seis o más títulos en una misma temporada (en 2013 cosechó diez).
Nadal mantuvo siempre la concentración para no caer en la trampa de Kyrgios, que desde el primer juego del partido se enfangó en continuas discusiones con el juez de silla, Mohamed Lahyani, que al final le costaron un punto de penalización. El conflicto empezó cuando en el inicio, con 30-40 para el australiano, el árbitro ordenó que se revisara una bola de este que había sido cantada como fuera por uno de los líneas. La repetición demostró que entró, pero el punto se repitió porque Nadal devolvió el golpe. La decisión no agradó a Kyrgios, que ya no paró de incordiar a un más que paciente Lahyani en un set con mucho ojo de halcón.
Gran tenis. Lo cierto es que el número uno del mundo le impuso su tenis al díscolo aussie con precisión quirúrgica (solo 10 errores no forzados por los 35 de su rival). Supo hacerle sudar moviéndole de un lado a otro para que no pudiera acomodarse e impactar con su potentísima derecha (limitó a 20 sus golpes ganadores). El revés le falló y Rafa explotó esa grieta. Kyrgios se fue del partido al final del primer set, el solito, como suele pasarle, con sus bufonadas y esos saltos que no le ayudan. Así el balear, que había tenido hasta seis oportunidades antes, le rompió dos veces el saque para llevarse el parcial.
Por suerte para el espectáculo, Nick hizo borrón y cuenta nueva en la segunda manga y lo intentó de salida (tuvo hasta tres bolas de break en dos juegos), pero se encontró con una versión excelsa de Nadal, que en modo rodillo sumó otras dos roturas, acelerando hacia un triunfo que estuvo cerca de cerrar con un rosco. Kyrgios salvó la honrilla y siguió a lo suyo: jugar con la raqueta, cabecear, echarle la culpa al empedrado... Talento desperdiciado. A años luz de la actitud del español, una leyenda que no descansa. Esta semana actúa en Shanghai, donde podría enfrentarse a Federer en una hipotética final.
Segundo Hace 12 años (2005) ganó su primer título en Pekín ante Coria