Bacca abraza el liderato y Calleja recupera el karma
Barbosa lució en un Villarreal que sufrió por perdonar
Hace poco más de un mes el Villarreal abrazó el último parón como si le fuera la vida en ello. Llegaba deprimido y necesita aire fresco. Ahora, maldice el próximo descanso. Ha comenzado a disfrutar, con sus luces y sombras, y ya hasta le salen las cuentas. Si en el Wanda Metropolitano enderezó el rumbo en Liga, esta vez en Praga encontró el liderato que había perdido en Europa. Sufrió, porque la vida sin la pausa de Bruno es dura. Pero ganó, que era lo innegociable, de forma más ajustada a la que merecía. En este mes de metamorfosis logró afilar a Bacca, que es tanto como asegurarse veinte tantos por temporada. Suyo fue el gol que encarriló la victoria.
El Slavia sólo dio señales de vida al principio y al final de cada tiempo. Cosas de la concentración. Sykora inquietó en el arranque a Adrián Marín, al que su vuelta a la competición le ha hecho recordar el oficio que se pierde estando de baja, y Sykora de nuevo fue el que propició otro lucimiento de Barbosa en su segunda juventud. Del Villarreal fueron los minutos restantes. Fornals, otra vez, volvió a moverse entre líneas como pez en el agua. De una de sus apariciones llegó el 0-1 tras abrir el balón a Bakambu y ver en el 15’ cómo Bacca se adelantaba al rechace de un centro envenenado. El Submarino pudo sentenciar al rato, pero Bacca falló en la misma línea.
En la segunda mitad se repitieron los acontecimientos. El Slavia salió enrabietado, mientras Fornals marraba otro gol cantado a puerta vacía y Bacca se empeñaba en dar más emoción. Calleja no daba crédito a lo que veía: pudiendo silbar, tocaba sufrir. El Slavia se mantenía únicamente en pie por las concesiones. Sólo los extremos mostraban algo de talento. A Danny le sobran trienios.
El Villarreal pensaba que le bastaría con contemporizar. Pero Barbosa volvió a intervenir de manera decisiva ante Sousek y Cheryshev debió exprimirse a la carrera para sentenciar con la ayuda de Deli. El 0-2 fue definitivo. Sobre todo para permitir que el proyecto que hace un mes chirriaba, ahora pite con fuerza. Hasta Soriano parece al que era. Si buscan un culpable del cambio, apunten a Calleja.