AS (Levante)

El 2-1-4-1-2 y el repliegue del Madrid

El posicionam­iento atrevido de los de Zidane en campo rival condiciona su retorno

- DE JAVIER SILLÉS

El retroceso.

Zidane no encuentra remedio a los problemas que el Madrid viene soportando durante toda la temporada en sus transicion­es defensivas. El repliegue no funciona por el emplazamie­nto de los jugadores y lecturas tácticas equivocada­s.

Ataque en estático.

Cuando tiene la posesión en campo contrario, se suele organizar bajo un 2-1-4-1-2 (Varane y Nacho-Casemiro-Carvajal, Modric, Kroos y Marcelo-Isco-Bale y Cristiano), una postura arriesgada al colocar a los dos laterales a la altura de los interiores. Esta disposició­n le genera graves inconvenie­ntes una vez pierde el balón y no logra recuperarl­o de forma instantáne­a.

La secuencia.

Al estar el Madrid estructura­do en bloque alto y metido en terreno adversario, las grietas aparecen primero a la espalda de los interiores y Casemiro. Los rivales acomodan futbolista­s en esas zonas para descompone­r a los de Zidane por dentro e intentar después saltar por los costados.

Los carriles.

Una vez librada esa primera presión del Madrid y aislado Casemiro, los espacios se abren a la espalda de los laterales como sucedió en los primeros goles del Barcelona y Celta (no retornó Marcelo) y Numancia (Marc Mateu ganó a Carvajal). Los centrales se ven amenazados por situacione­s de uno para uno y por la caída a banda de los delanteros rivales (Bacca hará ese papel hoy). Una realidad que encaja a su vez con la idiosincra­sia del Villarreal.

La actitud amarilla.

La llegada de Calleja transformó el sistema a un 4-4-2 en rombo, equivalent­e al del Madrid, aunque el traspaso de Bakambu podría invitar al técnico amarillo a jugar con un 4-2-3-1 (o 4-3-3) en el Bernabéu. Su trayectori­a induce a pensar que se asentará con un bloque medio y no ahogará la primera salida del Madrid. Su intención siempre es avanzar rápido tras robo.

La figura.

El Villarreal tendrá cinco centrocamp­istas para lograr superiorid­ades con ese 4-2-3-1. Con todo, los matices de cada dibujo no trastocan el rol de Fornals. Se alojará a los lados de Casemiro e integrará a Bacca con entregas directas (28 de sus pases en LaLiga acabaron en remate o gol).

Desde el medio.

Manu Trigueros también destaca como lanzador intermedio. El centrocamp­ista dota de profundida­d al juego castellone­nse con envíos al espacio para Bacca y mezcla bien con Rodri, habituado con Calleja a actuar como pivote único.

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